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La manera de ser totalmente perfecta que convierte al ser en hombre a imagen de Dios es la mayor obra de arte de la vida 18. Que la creación de destino es, así, un asunto de evolución. Al igual que no se puede crear una máquina, un edificio ni una obra de arte al tuntún, tampoco se puede manifestar la mayor creación u obra de arte de la vida, a saber, nuestro destino al tuntún. Pero, cuando el hombre no tiene el conocimiento perfecto sobre lo que quiere crear, es imposible que concluya la creación. Por esto, tiene que adquirir saber y conocimiento en el campo de la creación en el que desea desarrollarse. Lo mismo sucede en alto grado con la creación por el ser de su propia manera de ser o destino, que en su estado acabado o perfecto es la mayor obra de arte de la vida. Esta obra de arte no puede, así, ser superada por ninguna otra obra de arte. Es en virtud de esto que el origen de una obra de arte así se convierte en uno con Dios. En realidad, todos los demás procesos creadores sólo son, así, creaciones secundarias en relación con la creación de la manera de ser totalmente perfecta o la vida totalmente perfecta. Mientras las creaciones ordinarias, cotidianas sólo exigen meses o años de desarrollo, la creación de la manera de ser o vida totalmente perfecta exige miles y miles de encarnaciones en materia física, con la consiguiente evolución en la experiencia y la creación. Es este resultado final de la evolución lo que convierte al ser en el hombre a imagen y semejanza de Dios, es decir: el hombre totalmente perfecto.


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