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La Divinidad y los seres vivos  2393. Así, hemos visto aquí que no existe ninguna muerte verdadera, ninguna perdición, ningún infierno eterno, ningún mal, sino que absolutamente todo en la vida se basa en conducir a todos los seres vivos al más alto estado de experimentación de la vida o a la más elevada existencia de luz. Hemos visto que la oscuridad no es un castigo ni ira de Dios, sino una zona existente en él de facultades y renovación absolutamente imprescindible. Como los seres vivos son sus órganos de experimentación de la vida, esta renovación está en el mismo grado en vigor tanto para estos seres como para la propia Divinidad. Hemos visto que esto se convierte en un hecho o una realidad en virtud de que la experimentación y manifestación de cada ser individual no puede existir de ninguna manera sin dar lugar a manifestación o influencia sobre otros seres vivos o vida. Pero, como estos otros seres vivos también constituyen órganos de experimentación de la vida o instrumentos de la Divinidad, la experimentación de la vida y manifestación de los seres vivos se incorporan en la experimentación de Dios, se convierten en experiencia y hecho en la mentalidad o psique de Dios. Del mismo modo es de Dios la reacción de regreso que nuestra manifestación o manera de ser produce en nuestro entorno o semejantes, dado que este entorno y estos semejantes también son, claro está, instrumentos de manifestación y experimentación de la vida de Dios.


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