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Los seres de la zona de conciencia primaria de Dios y de la zona de su conciencia secundaria  2387. Pero, también sabemos que estos habitantes de los mundos superiores sólo se encuentran aquí temporalmente. Están aquí en virtud de que han pasado un proceso evolutivo, donde de un estado mental durmiente han pasado todos los estadios erróneos de manifestación y manera de ser, cuyos efectos, y solamente ellos, les han podido dar la experiencia, que todo lo abarca, que constituye la culminación de la más alta sabiduría y la culminación del talento humano o despliegue de amor hacia el prójimo o todos los demás seres vivos existentes, con los que entren en contacto. De este modo, estos seres vivos tan elevados no han formado siempre la zona de la conciencia primaria de Dios. Sólo han entrado en esta zona de conciencia a medida que su evolución en el ciclo de la espiral ha ido estando acabada para ello. Pero, al mismo tiempo que, por medio de la evolución, estos seres actuales han entrado en esta zona de la conciencia primaria de Dios, hay, de modo correspondiente, otros seres, que en virtud de una degeneración han salido de dicha zona hacia los mundos inferiores de los ciclos de la espiral, tal como la zona mineral física del reino de la bienaventuranza, el reino vegetal y el reino animal, al que el hombre terreno inacabado pertenece. En virtud del estado en degeneración y, desde el punto de vista cósmico, durmiente del ser, estos reinos inferiores pasan a constituir, así mismo desde el punto de vista cósmico, un estado de manera correspondiente durmiente o no consciente. Pero, en este estado latente de experimentación de la vida, cesa la degeneración mental de los seres, y el crecimiento de un estado de conciencia totalmente nuevo comienza a originarse aquí. En estos reinos citados: reino mineral, reino vegetal y reino animal, los seres se encuentran, así, en la zona del útero o zona fetal de una espiral. Y aquí, en esta zona del útero, los seres, paulatinamente, adquieren otra vez una nueva conciencia cósmica y, así, crecen en los mundos superiores de un nuevo ciclo de espiral y forman de nuevo la conciencia o manifestación primaria de la Divinidad.


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