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Nada y nadie puede estar fuera de la conciencia, el pensamiento y la voluntad de la Divinidad  2368. Aquí está el acceso al estudio de la conciencia de Dios. El universo es, así pues, un organismo vivo, creador y, con ello, es un instrumento de un yo eterno que todo lo abarca. Este yo se muestra, de esta manera, como un ser vivo que todo lo abarca. En este ser vive, se mueve y es toda la vida existente, todas las experiencias que existen, todos los tamaños, todo el espacio y el tiempo. Este ser gigante constituye todo lo que, en resumidas cuentas, existe, todo lo que ha existido, y todo lo que una vez existirá. Todo está sometido a la voluntad, deseos y anhelos de este ser, tal como: transformación y creación, nacimiento y cese. No es extraño que todo, desde la más pequeña mota de polvo al sistema de galaxias más gigantesco, desde las sustancias más sólidas a las materias más porosas y en estado gaseoso, desde los seres microcósmicos más pequeños hasta los más macrocósmicos, esté ligado a zonas locales imprescindibles de este ser gigantesco, de este dominio corporal y mental del Padre eterno. Nada en absoluto puede estar fuera de la conciencia, el pensamiento y la voluntad de este ser divino. Imaginen qué grado de seguridad produce esto en la mentalidad del ser consciente cósmicamente.


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