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Por qué los seres se convierten en materialistas o sin dios  2359. La Divinidad no puede ser puesta en claro en virtud del instinto, solamente puede ser algo que de manera absoluta y puramente automática se cree que existe. Para el hombre frío, inteligente, que todavía no tiene ninguna intuición especialmente desarrollada, pero cuya inteligencia, al contrario, ha sustituido en gran medida a la facultad del instinto, la creencia en una divinidad ha degenerado de manera correspondiente y se ha perdido en mayor o menor grado. Por esto, el ser en cuestión ya no cree que haya ninguna divinidad o providencia. Y de un hombre así decimos que es materialista, sin dios o incrédulo. Con la sola facultad de la inteligencia se está lo más lejos que se puede estar de experimentar la Divinidad y la zona de percepción cósmica de la existencia. Se puede, incluso, estar tan lejos de la sensación o percepción vaga de la existencia de la Divinidad, que, directamente, se escarnece y desprecia a los seres que reconocen la existencia de la Divinidad. Sin embargo, vamos a dar aquí un pequeño esbozo de la Divinidad, tal como ésta debe vivir en su gran soledad como el absolutamente único ser existente de su especie y como el soberano de todo el universo y origen de absolutamente todo lo que existe, y cuya conciencia es: el amor universal, la sabiduría universal y la omnipotencia, en virtud de cuyas culminaciones mentales se convierte en idéntica al único verdadero, absoluto «punto fijo» de la vida que existe.


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