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Cuando el macroser lucha contra los microseres fomentadores de guerra y enfermedad en su propio organismo  2349. Toda la maldad, enemistad, todo el odio y la persecución son, así, en su análisis más profundo, cortocircuitos del sistema eléctrico mesocósmico de los seres y las naciones entre los cuales hay guerra o enemistad. Pero, como estos seres y estas naciones, que se han desencaminado, son microorganismos en el organismo macrocósmico, en el que existen, también crean enfermedad en este organismo. Pero, como cada organismo animal está sometido a un yo que guía o dirige, independientemente del cosmos al que pertenezca, este yo luchará contra la enfermedad en su organismo y lo llevará, nuevamente, hacia la salud. Esto quiere decir que los seres y las naciones enemigas, que son la causa de la enfermedad, serán perseguidas por parte de este yo macrocósmico, exactamente igual que nuestro yo busca combatir la enfermedad en nuestro propio organismo y, si es necesario, amputar los órganos o miembros fomentadores de enfermedad, caso de que sea indispensable para su supervivencia. Esta persecución es, esencialmente, llevada a cabo psíquicamente por el macroser, y éste pone en práctica efectos que son mortales para los microseres fomentadores de enfermedad y guerra en su organismo. A través del macroser, la conciencia y voluntad de Dios lleva, así, la justicia y, con ello, la salud a la zona enferma en tal grado que finalmente, más tarde o temprano, surge la salud total.


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