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Se convierte en un hecho que el universo es dirigido por conciencia  2342. Como la fuerza, al igual que el movimiento, no constituye un algo independiente, libre y autónomo, tiene que tener una causa precedente y, de este modo, ser un efecto de otra cosa. Como la fuerza lleva la materia a las formas de movimiento que denominamos detalles y cosas, con lo cual surge el principio y el fin y, con ello, el tiempo y el espacio, y el proceso se convierte, así, en «creación lógica», la fuerza nos revela que es una manifestación de «algo vivo». Si no fuera una manifestación de «algo vivo» sería imposible que surgiera una creación lógica. Esta manifestación, que, de esta manera, se muestra como algo que sólo puede tener un origen vivo, es, a su vez, lo mismo que llamamos «voluntad». Toda fuerza está así, directa o indirectamente, dirigida exclusivamente por voluntad, independientemente de dónde y cómo se muestre. Esto se convierte en un hecho, porque es imposible que la fuerza se dirija ella misma a una creación lógica. Y como, además de la fuerza sólo existe la materia y las reacciones de la materia, que la fuerza origina, la voluntad es, de esta manera, lo único que puede regular la fuerza. Como, por su parte, la voluntad sólo puede existir como expresión de lo que llamamos «deseo» o «anhelo», como en todo el universo no existe ninguna otra cosa que pueda dirigir y dominar de manera lógica la fuerza, y deseo y anhelo son, una vez más, lo mismo que pensamientos o imágenes de pensamientos, que, a su vez, sólo pueden existir como idénticas a conciencia, la configuración de la materia de la creación se convierte, así, idéntica a la manifestación de algo vivo. Esto está en vigor absolutamente por igual ya sea esta manifestación microcósmica, macrocósmica o mesocósmica. Todo el universo es, así, con todo su poderío idéntico a la manifestación de algo vivo. De esta manera, hemos llegado aquí al conocimiento de que el universo es dirigido por conciencia.


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