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La presencia en el macroorganismo de un poder superior al que el origen de este organismo puede manifestar  2329. Estos semejantes son instrumentos de un poder superior que se ocupa de ayudar. Pero si estos semejantes fuesen objeto de la misma desviación también serían, finalmente, ayudados por un poder superior. Por medio de la ayuda que, de este modo, este poder superior le da al macroser en peligro, éste vuelve, con el tiempo, de nuevo a su salud y se convierte en un universo perfecto para sus microseres ordinarios. Es, igualmente, el mismo poder superior el que hace que los seres ordinarios del organismo defectuoso puedan morir, es decir, que puedan liberarse de sus organismos físicos, por medio de los cuales están unidos al organismo del macroser. Con esta liberación, todos los microseres ordinarios son, por lo tanto, salvados de su universo defectuoso y náufrago. Aquí hay que recordar que la muerte no es esa destrucción de la existencia y de la vida en la que los seres están acostumbrados a creer por medio de una superstición milenaria. La muerte siempre viene, de este modo, como una liberación de un organismo, cuando éste, en caso de accidente o vejez, se convierte en tan inservible que sólo puede cumplir en un grado demasiado deficiente su misión como instrumento vital para el yo del ser. Y que una posibilidad así exista también es expresión de lógica y, por consiguiente, de amor, del mismo modo que también es expresión del mismo amor que los microseres, que todavía no pueden vivir en un organismo con un desarrollo superior, tengan aquí, en el organismo defectuoso, exactamente las condiciones de vida que para ellos son la longitud de onda correcta de experimentación. De esta manera, no podemos dejar de ver aquí la dirección de un poder superior. Esta dirección no es llevada a cabo por el origen del organismo defectuoso, como tampoco es llevada a cabo por los microseres ordinarios de este organismo. Es cierto que el ser defectuoso es ayudado por sus semejantes en el mesocosmos, pero, como estos seres también pueden verse expuestos al desamparo y tienen, así mismo, que ser ayudados por un poder superior, aquí vemos que aún no hemos llegado a encontrar la solución de qué o quién es este poder superior. Nosotros mismos vivimos en un organismo macrocósmico, al igual que los microseres de nuestro organismo viven en nuestro interior. Este ser macrocósmico tampoco puede ser la solución del misterio del poder superior, dado que él mismo es un microser en un organismo mayor, y éste, así mismo, también es, de nuevo, un microorganismo en un organismo todavía mayor, y así continuando en dirección ascendente en lo infinitamente grande.


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