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El universo y el ser vivo constituyen el mismo principio  2322. Por consiguiente, de acuerdo con lo que antecede, se convierte en un hecho que una «experiencia» constituye algo que está determinado por tres factores inalterables. En primer lugar tienen que existir diversas materias, es decir, diversas clases de movimiento, para que éstas puedan dar lugar a reacciones. Luego tienen que existir sentidos que puedan transformar las reacciones de estas materias en imágenes de pensamiento y, con ello, en experimentación de la vida. Y en tercer lugar, tiene que existir algo para quien este proceso se convierta en experimentación de la vida. Sin estos tres factores cualquier experimentación de la vida sería imposible, es más, si sólo faltase uno de ellos, no habríamos llegado nunca jamás al conocimiento de nuestra existencia como un algo vivo eternamente existente. Aquí vemos de nuevo el principio trino que constituye el ser vivo. Al algo que experimenta lo reconocemos aquí como X1, a los sentidos como X2 y a la materia como X3. Y, así, aquí hemos vuelto de nuevo al conocimiento del análisis básico del ser vivo, independientemente de que aparezca como un ser microcósmico, macrocósmico o mesocósmico. Y, con ello, también tenemos aquí el análisis básico del propio universo. Este universo constituye, precisamente, el mismo principio trino. Primero tenemos aquí el océano de materia que lo abarca todo, a través del cual se manifiesta el universo. Constituye X3. Luego experimentamos que en este océano de materia se revela una creación lógica. Pero como una creación lógica no puede surgir si no es en virtud de un pensamiento precedente, dicha creación revela que un pensamiento así y, con ello, conciencia, existe en el más alto grado tanto tras los procesos creadores de la naturaleza como tras las manifestaciones o producciones conocidas de los seres vivos. Como un proceso así sólo puede efectuarse por medio de sentidos que pueden transformar las reacciones de la materia en pensamientos y, con ello, en conciencia y experimentación de la vida, vemos así aquí que el universo también constituye conciencia o X2. Pero conciencia, percepción y pensamiento y la consiguiente experimentación no existen como realidades libres e independientes. Sólo pueden existir en conexión con un «algo» para el que se convierten en experimentación de la vida. Una experiencia es, en sí misma, una realidad muerta. No puede experimentar nada en absoluto. Sólo puede, al contrario, existir en virtud de «algo» que puede experimentar. Si no existiera un «algo» así, sería imposible cualquier experiencia y creación. Este «algo» constituye, por lo tanto, el X1 del universo.


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