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La gran ilusión o superstición de la humanidad de que vive en el mundo físico  2318. De este modo, el universo se muestra aquí como idéntico a tres grandes realidades que están inseparablemente enlazadas, de modo que forman una trinidad. La primera zona de esta trinidad es la zona de la materia. Se nos muestra como un único gran océano de detalles y fenómenos físicos que comienzan a existir, cambian y dejan, de nuevo, de existir. Los organismos de los seres vivos también forman parte de estos detalles, además de todas las formas de materias físicas y las cosas hechas de ellas, así como los movimientos y transformaciones que siguen teniendo lugar en esta materia. A toda esta zona la conocemos con el concepto «el mundo físico» o «la zona de existencia material». Pero aquí existe la gran superstición de que los seres vivos viven en este mundo. Esta superstición o ilusión es un error tan grande que es exactamente lo contrario a lo que es un hecho. El mundo físico consta exclusivamente de movimiento con una multitud de variaciones. Pero aquí no existe absolutamente nada de lo que denominamos conciencia, es decir, pensamientos, conocimiento, experiencias, saber, fuerza, voluntad, anhelos o deseos. Todos estos fenómenos no son, en absoluto, físicos. Todos pertenecen a una zona o dimensión más alta. Es esta zona o dimensión lo que se expresa como «el mundo espiritual». Los detalles puramente físicos sólo existen como movimiento, movimiento y, otra vez, movimiento bajo muchas formas, combinaciones y reacciones mutuas diferentes, pero bajo ninguna forma en absoluto de conciencia o espíritu. Es cierto que vemos muy, muy poco del mundo físico como movimiento. Vemos, al contrario, este mundo físico como un mundo lleno de un océano de detalles, creados de sustancias o materias. Y son estos detalles los que erróneamente se perciben como el mundo físico o como lo que llamamos naturaleza, hombres, animales y plantas, etc. Pero de esta visión o de esta forma de percepción del presunto «mundo físico» no existe absolutamente nada que, en realidad, sea físico. Toda esta profusa experiencia que los hombres denominan «el mundo físico» es una experiencia espiritual o psíquica. Lo que aquí se experimenta es, como posteriormente veremos, reacciones del contacto de las clases de movimientos físicos con las clases de movimientos psíquicos o espirituales. Estas dos clases de movimiento son las que se expresan como «materia física» y «materia espiritual» respectivamente. Y lo que constituye nuestra experimentación de la vida es, así, exclusivamente las reacciones del contacto mutuo de estas dos clases de materia.


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