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Cómo movimiento, manifestación y creación son resultados de un origen vivo  2317. Vemos muchas causas locales del movimiento. Así pues, un huracán puede poner el mar en movimiento, de modo que surja el oleaje, del mismo modo que el huracán también puede hacer que las nubes se muevan a toda velocidad por el cielo. Pero, aunque el huracán sea, aparentemente, la causa del oleaje y de la fuga de las nubes, no constituye, como ya hemos visto, la causa final. La causa final sólo puede ser la que da lugar a la formación del huracán. Pero, ¿cuál es la causa de la formación del huracán? ¿Qué es lo que fomenta el huracán? Es una realidad que denominamos fuerza. Todo movimiento es fomentado por una liberación de fuerza. Sin liberación de fuerza, sería imposible cualquier movimiento. Ninguna manifestación o creación puede en absoluto existir sin ser una liberación de fuerza. La liberación de fuerza también es, así, una realidad, pero esta realidad, al igual que las otras dos, no es en absoluto independiente. Es dirigida por algo distinto. Como, según los análisis cósmicos del universo, se muestra que este dirigir la fuerza tiene en su más alta instancia un objetivo lógico, a saber, ser una alegría y bendición para los seres vivos y, por consiguiente, tiene que cumplir un plan, se convierte en idéntica con lo que denominamos «voluntad». Como voluntad, a su vez, es lo mismo que deseo o anhelo, y éste, a su vez, no puede existir sin ser una manifestación de «conciencia», que, a su vez, es lo mismo que aquello por medio de lo cual un yo se hace visible como un ser vivo, se convierte en un hecho para el investigador evolucionado que todo movimiento y sus consiguientes efectos, es decir, todas las cosas creadas existentes, ya se muestren como detalles microcósmicos, macrocósmicos o mesocósmicos, ya constituyan cielo o tierra, ya aparezcan como aire o granito, ya constituyan agua o hierro, ya constituyan tiempo de nieve o de lluvia u otras formas de fenómenos creados, expresan la manifestación y existencia de un origen vivo. Ninguna de las formas citadas de combinaciones de materia pueden existir o haber surgido si no es en virtud de conciencia. Así, encontramos manifestación de conciencia tras cada creación del gran proceso de la naturaleza. Todo el universo, con sus sistemas de soles y galaxias, sus esferas celestes, planetas y todos los demás detalles en el tiempo y el espacio, que aparecen en conexión con estos fenómenos, sólo han podido llegar a existir en virtud de una conciencia, que, a su vez, es lo mismo que anhelo y deseo de algo que es el origen y soberano de esta conciencia.


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