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Todo lo que, en resumidas cuentas, puede manifestarse es en su análisis cósmico «movimiento»  2304. Cuando, como ya se ha mencionado, la conciencia es, de este modo, una planta eléctrica, magnética, existe, por consiguiente, algo que experimenta y se manifiesta a través de esta planta. A este algo ya lo conocemos como idéntico a lo que denominamos «un ser vivo». Pero, para que alguien pueda experimentar y manifestarse se requieren ciertas condiciones inevitables. Ante todo se requiere, así, algo por medio de lo cual dicho ser pueda experimentar y manifestarse. A este algo lo conocemos como «materia» o «sustancia». Luego se requiere la facultad de poder influir sobre esta materia o sustancia, de la misma manera que la sustancia tiene, a su vez, que ser llevada a influir sobre el ser vivo. Pero, ¿qué es una influencia? Una influencia es lo mismo que una modificación de la sustancia o materia. Pero una modificación es lo mismo que un «movimiento». Sin movimiento en la sustancia o materia, ninguna modificación. Sin modificación, quietud total. Pero quietud total, que, por lo tanto, es lo mismo que inmutabilidad total y, con ello, lo mismo que falta de manifestación, se convierte, así, en idéntica con lo que denominamos falta de conciencia o falta de vida. Sin movimiento toda la vida y todo experimentar la vida sería, por consiguiente, totalmente imposible. El universo, que hoy brilla y centellea como la resplandeciente gloria de la Divinidad eterna, sólo sería el dominio de una «nada» eterna. Sin movimiento, ninguna materia, ninguna sustancia, ningún organismo, ningún sentido, ningún sonido, ninguna visión, ninguna conciencia, ningún pensamiento, ningún conocimiento. Nuestro yo o el algo divino de los seres vivos estaría eternamente enterrado, como un algo totalmente sin vida, en la total falta de manifestación, en este dominio de la muerte absoluta. Todo, ya sea el oleaje del mar o nuestra propia respiración, ya sea la luz del sol o la órbita de las estrellas, ya sea el estruendo del trueno o el zumbido de los insectos, ya sea el grito de muerte del animal o el regocijo del hombre sobre la luz de la vida, o, dicho brevemente, todo lo que, en resumidas cuentas, puede experimentarse y manifestarse es, de este modo, en su análisis básico material «movimiento». Conocer el análisis cósmico del movimiento es conocer el análisis de la experimentación de la vida. Por lo tanto, vamos a detenernos un poco en este principio, uno de los grandes principios básicos de la vida.


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