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Cuando la naturaleza animal del hombre lo mantiene alejado de la simpatía o amor de otros seres  2267. El hombre inacabado sólo puede, así, experimentar las clases de pensamientos del verdadero reino humano, la fuente radiante de su propia incipiente naturaleza humana en su interior, en forma de la alegría que sus incipientes tendencias altruistas y los verdaderos pequeños actos de amor, que puede manifestar hacia su prójimo, crean. El grado en que se despliegan sus tendencias o disposiciones animales determina en qué grado está impedido de experimentar su propio estado humano interior, su propia fuerza interior de luz divina. En situaciones en las que la naturaleza animal domina su mente, por ejemplo con odio hacia otros hombres o con amargura ante algún martirio, que opina estos hombres han hecho entrar en su vida o destino, debe vivir en la oscuridad del animal, vivir lejos del mundo radiante de luz que sus incipientes tendencias humanas interiores ya lo han puesto en condiciones de poder experimentar. Y en múltiples ocasiones, los hombres terrenos viven, de este modo, lejos de la luz humana, de la simpatía y amor de otros seres, simplemente porque sus disposiciones animales impiden que sus propias tendencias o disposiciones humanas sintonicen o entren en contacto con la luz o las disposiciones humanas interiores del prójimo o del entorno. Y, en la zona física, la vida del ser se convierte en un destino de día de juicio o de cataclismo. Pero más allá de la muerte, en su existencia en la zona espiritual, en la esfera mental del verdadero reino humano, en los hombres inacabados lo humano se ha liberado de lo animal. Y, por consiguiente, aquí todos los hombres tienen necesariamente que ser amigos, dado que todo lo que puede dar lugar a enemistad, o sea, la naturaleza animal, no puede, de este modo, existir a la longitud de onda de esta zona de existencia. Aquí el reino del amor se encuentra, por lo tanto, en su forma más pura. Esta experiencia en la residencia del amor sólo tiene lugar en relación con el grado de naturaleza humana que uno ha desarrollado y puede manifestar en su existencia física. Según lo imperfecta que todavía sea esta naturaleza humana en la zona de existencia física, el ser tiene que nacer de nuevo en dicha zona para perfeccionarla.


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