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La zona del reino animal es ataque y defensa, instinto de apareamiento y protección de la descendencia  2258. La fuente o fuerza más profunda que ha llevado al hombre a esta situación, de modo que no es animal ni hombre, es, por consiguiente, el polo contrario en su estructura anímica o espiritual. Como ya sabemos, tiene por efecto una incipiente expansión gradual de facultades, que el ser ya tiene de una forma más o menos latente durante su estado animal en su forma más pura. Estas facultades son el sentimiento y la inteligencia. Estas facultades crearon un pequeño suplemento a la zona de instinto del ser, que en realidad era la zona fundamental, reguladora o dirigente de la conciencia del ser. La mayor parte de idas y venidas cotidianas del animal y de su estado de vida fueron, así, dirigidas en virtud de su amplia facultad del instinto y del peso. Por facultad del peso debemos entender la facultad de lucha del ser, por medio de la cual podía vencer y matar a los animales que tenían que servirle de alimento y, asimismo por medio de la misma facultad, podía defenderse a sí mismo y a su descendencia ante la hostilidad de seres semejantes. Como la condición de vida del reino animal se basa en el principio «que cada cual piense en sí mismo», la estructura de la conciencia del animal no estaba, por consiguiente, construida de manera especial para poder desplegar amor al prójimo. Aquí, donde tener que vivir de los organismos de otros seres era, en gran medida, una condición de vida para los seres, la facultad de lucha, o sea, la facultad de poder dominar a los animales, que, necesariamente, tenían que servirle a uno de alimento, y la facultad de poder defenderse ante los seres por los que uno mismo era perseguido como el alimento necesario para su propia hambre, tenían que convertirse en una condición de vida fundamental. El reino animal en su forma más pura constituye, por consiguiente, un mundo, cuya vida cotidiana sólo puede contener ataque, defensa, instinto de apareamiento y protección de la descendencia. Este estado de vida animal es, como ya hemos dicho, estimulado automáticamente por la facultad del instinto y del peso. Por medio de su sentimiento e inteligencia latentes, menos prominentes, el animal tiene una pequeña zona de conciencia diurna despierta, en virtud de la cual puede orientarse, y donde los impulsos condicionantes de vida, automáticos e instintivos pueden conectarse con su latente sentimiento e inteligencia y así formar su voluntad y manifestación. Esta manifestación constituye, por lo tanto, el estado de vida del animal en su forma más pura. Y es de este estado de vida que el hombre terreno está saliendo en su evolución. Esta evolución ha transformado al hombre terreno de ser animal en su forma más pura al ahora destacado hombre altamente cultural. Y seguirá firmemente sin cesar, hasta que el actual hombre civilizado haya sido totalmente liberado de los restos de las disposiciones animales que todavía lo dominan y se haya convertido en hombre en su forma más pura, es decir, en el cumplimiento del plan de Dios con el ser vivo: «el hombre a imagen y semejanza de Dios».


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