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El intelectualismo, la facultad humana y lo humano y lo animal en el hombre  2248. Que se haya llegado a lo que hemos mencionado no se debe, en realidad, a malevolencia por parte de estos seres que han abandonado las religiones, sino, al contrario, a que ya no tienen ninguna base para su relación con Dios. Dios ha transformado a estos seres dándoles un sentido intelectual muy fuerte por medio de la evolución. Este sentido pone a los seres en condiciones de pensar lógicamente. Pero simultáneamente con esta evolución, por medio del sufrimiento y dolor de muchas vidas anteriores, la Divinidad ha dado a los seres en cuestión una nueva facultad, a saber, el sentido humano o facultad del amor al prójimo. Esta facultad es la que pone límites para el mal que uno tiene corazón de hacer contra su prójimo. Esta facultad es la que hace degenerar el egoísmo o amor a uno mismo, que es lo mismo que «las disposiciones animales» del hombre. Este amor intelectual al prójimo es, a su vez, lo mismo que «lo humano» del hombre, o lo que Cristo llama «reino de los cielos». Es, por consiguiente, el desarrollo de estas dos facultades lo que poco a poco despuebla las religiones dogmáticas, dado que los hombres por medio de ellas han dejado atrás el estándar humano que las religiones representan y la imagen de Dios a las que éstas han dado lugar y sido sus intérpretes. Y es evidente, que una imagen de Dios o un concepto de la Divinidad, que, en ciertos ámbitos, se encuentra por debajo del humanitarismo o amor cuya evolución les hace sentir y manifestar en su modo de ser, ya no puede constituir ningún verdadero fundamento para la vida estos seres. ¿Cómo pueden, entonces, estos seres ser más humanos o amorosos que la propia Divinidad? Vamos a tratar de verlo.


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