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Por qué las religiones dogmáticas han ido en declive  2247. Antes de continuar, queremos esclarecer una vez más la total falta de solidez del precedente dogma del horror o del infierno. Que este dogma haya podido tener acceso a la mentalidad de los hombres se debe a la ignorancia total de los hombres sobre la reencarnación o renacimiento. Sin este conocimiento sobre la reencarnación o el renacimiento a los hombres les sería imposible encontrarle sentido a la vida. Aparentemente, todo sería una estridente injusticia. Ya nos hemos referido a cómo la vida actual de los seres es muy distinta. Para algunos representa un estado terrible, un destino cruel y doloroso desde el nacimiento y a lo largo de toda la vida, mientras para otros seres representa un destino brillante y feliz. No es fácil para los hombres ver la omnisciencia, omnipotencia y amor universal de Dios en esta situación tan diversa del destino de los seres. ¿Por qué no han nacido todos los hombres con un destino igual de dichoso y agradable? ¿Por qué no tienen todos los recién nacidos acceso a una vida igual de luminosa y feliz? ¿Por qué la mayor parte de niños tiene que nacer a un estado cruel y miserable, mientras otra parte nace, sin duda, a una existencia de luz y felicidad? De hecho, aquí nos encontramos ante la gran pregunta que las religiones dogmáticas no pueden responder, y en virtud de cuya incapacidad son llevadas ahora a la caída. Las religiones dogmáticas se les han quedado pequeñas a la mayor parte de hombres, que no pueden contentarse con la respuesta clásica a esta gran pregunta fundamental de la vida: «los caminos de Dios son inescrutables». Las religiones dogmáticas han exigido de los hombres durante miles de años un despliegue de justicia y amor, por así decirlo, ciego, pero ahora los hombres han crecido hasta el punto de querer ver despliegue de justicia o amor en el dios o providencia en cuyo nombre dichas religiones alegan presentarse. Las religiones dogmáticas les han hablado a los hombres de una Divinidad todopoderosa, omnisciente y con amor universal, sin confirmar, sin embargo, de manera intelectual esta grandeza divina como ciencia o estímulo para la inteligencia. Debido a esto, la Divinidad y su verdadera naturaleza se convirtieron en algo que no se podía comprender, pero en lo que se creía, porque se recibió la narración sobre lo divino a través de autoridades, redentores del mundo, profetas y autoridades eclesiásticas. Y esta relación dogmática con Dios fue la salvación de la humanidad a lo largo de miles y miles de años, al igual que hoy todavía es el fundamento para millones de hombres, aunque para incontables millones hace tiempo que ha dejado de tener significado.


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