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Dogmas que llevan la fe en la omnipotencia, omnisciencia y amor universal de Dios a la caída  2246. Podemos recordar de nuevo cómo los grandes dogmas que hoy soportan el fundamento de la vida de estos hombres con acentuado instinto, pero religiosamente no intelectuales, son totalmente insostenibles en su forma dogmática no intelectual, si a los seres se les niega la reencarnación o una existencia eterna, o sea, una existencia en la que tienen una época evolutiva ya experimentada antes de su vida terrena actual, y, así mismo, que en la vida actual preparan, no conscientemente, una continuación de ésta para la próxima. Aquí vamos a dar sólo un ejemplo, precisamente con respecto al gran dogma principal en el que la religión finalmente tiene que descansar. Es el dogma que reiteradamente creemos muy importante esclarecer para el ser que comienza a estar insatisfecho con él, y en virtud de esta insatisfacción la fe religiosa de este ser está a punto de caer, sin que, sin embargo, la creencia en una divinidad o un poder intelectual superior tras todo el universo acompañe esta caída religiosa. Este dogma es, a saber, la gran culminación de la conciencia que, precisamente, la Divinidad representa y debe representar en virtud de la absoluta realidad que se le revela al hombre acabado a imagen de Dios. Este dogma dice que Dios es omnipotente, omnisapiente y que ama con amor universal. Si tomamos un ejemplo de la vida cotidiana vemos que otros dogmas colisionan con ella, ya que expresan que la mayor parte de hombres se perderán. Están condenados a terminar en el infierno, donde hay un eterno «llanto y rechinar de dientes». Según el mismo dogma, sólo hay, al contrario, un grupo muy pequeño que alcanzará a ser salvado, entrará en el reino de los cielos, alcanzará a ser «el hombre a imagen y semejanza de Dios». ¿Cómo podrá esta separación de la humanidad en estos dos grupos: un pequeño grupo, que es salvado, y un grupo gigantesco, que sufre un tormento eterno, confirmarle a un no creyente la omnipotencia de Dios, su omnisciencia y su amor universal? Este dogma sobre el infierno y la perdición eterna contradice para el hombre con un incipiente desarrollo intelectual las tres grandes, todopoderosas propiedades de la conciencia de la Divinidad.


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