Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(1939-2395) 
 
Búsqueda avanzada
   

 

Donde la verdad eterna sobre la omnipotencia, omnisciencia y amor universal de Dios se muestra de manera manifiesta  2244. Para poder ver estos tres grandes factores de conciencia mencionados hacerse valer en la conciencia y destino o existencia de un hombre u otro ser vivo, este ser vivo tiene que verse en una perspectiva tan grande que la intención o plan sabio, todopoderoso y con amor universal de Dios para con este ser pueda verse en su resultado final o estado acabado. Nada puede ser perfecto en su estado inacabado. Una casa que no está acabada de construir, sino que le faltan ventanas y puertas, no puede dar cobijo frente a todo tipo de tiempo. Una prenda de ropa que aún no está terminada de coser tampoco puede cumplir lo que es su objetivo. Un avión, un tren o un barco, cuya construcción aún no está acabada, tampoco puede cumplir su objetivo. ¿Cómo tiene un ser vivo que poder ser perfecto o cumplir su objetivo y ser «el hombre a imagen de Dios» y ser una alegría y bendición para todo lo vivo, mientras sus sentidos, su facultad de pensar y su conocimiento y talento conjunto todavía es muy imperfecto o está inacabado? En los estados de destino mencionados vemos que se trata de una creación que está lejos de estar terminada. ¿Cómo podemos ver que estos destinos serán distintos? Esto lo podemos constatar muy fácilmente como un hecho, si nuestra facultad de observación es perfecta. Sólo necesitamos mirar los fenómenos de la naturaleza donde la creación de Dios está terminada. Aquí hay una multitud de resultados, que están terminados de la mano de Dios o de la denominada «creación de la naturaleza». Donde vemos estos resultados terminados, todos son, sin ninguna excepción, para alegría y bendición de seres vivos. Necesitamos simplemente mirar los organismos físicos de los seres. ¿No están todos normalmente construidos de modo que están adaptados a poder ser para el mayor beneficio y bendición para los seres determinados en la situación en la que, en virtud de su estado inacabado o poco evolucionado, están abandonados? ¿Qué pasa con nuestros propios sentidos físicos? Que hayamos recibido el sentido de la vista, del oído y del olfato, así como el del gusto y del tacto, ¿no es una manifestación de una fuerza creadora todopoderosa? Cuándo consideramos toda la parte psíquica, en virtud de la cual funciona el organismo físico, ¿no expresa esto un conocimiento o sabiduría muy altos? Que cada ser vivo esté dotado de los instrumentos orgánicos y de las facultades que mejor le sirven en su situación evolutiva o estado inacabado al que actualmente está atado o del que depende debido a este estado inacabado, ¿no expresa tanto omnisciencia y omnipotencia como amor universal? Los peces, ¿no han sido creados perfectos para poder vivir en el agua? Y los hombres, ¿no han sido creados igualmente perfectos para poder vivir en un lugar por encima del agua? Es cierto que ninguno de estos estados o condiciones de vida está acabado. Sólo son estadios temporales de una constante transformación hacia lo mejor, un constante acceso a una creación de experiencias que, a su vez, condiciona el desarrollo de nuevas facultades y, con ello, una larga e imperceptible transformación del propio ser hacia una forma de vida cada vez más alta. Si no fuera así, nunca podríamos, en ninguna situación, observar lo que conocemos como evolución. Si tomamos a la humanidad y miramos su existencia en la Tierra, no podemos evitar observar cómo los organismos de los hombres han evolucionado de formas bajas y primitivas a los organismos delicados y llenos de nervios de los sensibles hombres modernos civilizados. Lo mismo sucede en la existencia de las especies animales actuales. Ni los caballos, ni las vacas, ni las ovejas han tenido desde su primer comienzo en la Tierra organismos en el mismo estadio evolutivo que el que tienen hoy. Y así ha sido tanto con todos los otros animales como con el mundo vegetal. Hoy todo está solamente en un estadio intermedio particular de la escala evolutiva en dirección ascendente hacia el estadio que constituye el resultado acabado y que para todos los seres vivos supone el mismo y elevado resultado: «el hombre a imagen y semejanza de Dios». En la manifestación de este ser acabado y en la época evolutiva que ha atravesado, antes de alcanzar estas alturas, la gran eterna verdad, que expresa y confirma que Dios es omnipotente, omnisapiente y ama con amor universal, se muestra de manera manifiesta para ser contemplada.


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.