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Por qué cada ser es el origen absoluto de su propio destino  2241. Como ya sabemos también, ningún movimiento puede ir en línea recta. Una línea verdaderamente recta es, por consiguiente, imposible en el universo. Todos los movimientos van en ciclo. Y, por lo tanto, cualquier línea a la que se le permita continuar girará en trayectoria circular y buscará su punto de origen, y aquí se unirá consigo misma. Es en virtud de esta ley, que la creación de destino de los seres vivos condiciona que cada ser sea el señor absoluto de su propio destino. Todo el destino que uno encuentra, ya sea malo o bueno, es, de este modo, la cosecha de los propios actos anteriores. Y si el ser vivo no fuera, precisamente, un ser eterno y, en virtud de ello, no hubiera tenido una existencia antes de su actual vida terrena, no podría haber tenido jamás un destino, porque entonces no habría podido de ninguna manera haber sembrado o desencadenado las causas de las cuales el destino es un resultado. Pero, como el destino es lo mismo que la experimentación de la vida, esta experimentación nunca podría tener lugar para un ser, dado que toda experimentación de la vida el día de hoy sólo puede existir en virtud de los efectos de una experiencia anterior de la vida. Si los seres no hubieran tenido una existencia previa así o un estado en que experimentaron la vida, el universo habría sido una muerte eterna. Una «nada» eterna dominaría en la zona que hoy llena el universo con experiencias de la vida de los seres vivos. Creer que el destino de los seres vivos puede ser creado por otros seres y no por ellos mismos es, precisamente, la superstición sin esperanza que lleva a los hombres a odiarse mutuamente en situaciones en las que el destino es desdicha y sufrimiento. El hombre cree que es este o aquel hombre que es el culpable de su destino o desdicha, porque a veces puede parecer que es así. Lo mismo también se hace valer entre naciones o estados. Aquí también se dan casos en que creen que son perseguidos por otros estados, con los que eventualmente están en guerra, sin ser culpables.


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