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(1939-2395) 
 
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Hay límites para el desarrollo de «lo malo» y «lo bueno»  2240. Hemos visto la lucha desesperada en que los hombres se encuentran para alcanzar la presunta «paz duradera». Hemos visto cómo en su error empeoran la lucha, al mismo tiempo que se desarrollan mucho en otros campos en dirección humana, en técnica y ciencia materialista. Pero todavía no pueden realizar nada con la misma capacidad que tienen para matar, mutilar y oprimir a los hombres, aparte de los millones de matanzas de animales de las que son la causa. Los hombres han llegado, así pues, a la genialidad en el matar. Han llegado a la misma culminación y no pueden llegar más lejos. Al igual que los árboles no crecen hasta el cielo, la capacidad de matanza de los hombres tampoco puede crecer hasta el cielo. Se ha puesto un límite tanto para el desarrollo por los hombres del mal como del bien. Es el límite que llamamos «culminación». Culminación es, a su vez, lo mismo que un equilibrio en el despliegue. Del mismo modo que arroyos, riachuelos y ríos buscan lugares o terrenos más bajos, y aquí no pueden bajar más y, por consiguiente, encuentran su equilibrio en forma del mar, el desarrollo de cada facultad también se detiene, así, en un estadio de equilibrio. Y este estadio de equilibrio es la culminación o resultado final del desarrollo de la facultad en cuestión. Aquí se ha desarrollado hasta poder prestar en su campo el más alto despliegue que el organismo y la psique del hombre concreto en resumidas cuentas están construidos para requerir y para poder soportar. Cuando ha alcanzado este estadio, se encuentra en su máximo despliegue, y su origen es, en virtud de ella, un genio en el campo de dicha facultad.


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