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La actual ignorancia de las autoridades modernas con respecto a la manifestación de castigo y ejecuciones  2220. Con respecto a las autoridades oficiales y a la administración de justicia de la humanidad, son en muy alto grado ignorantes sobre lo que concierne a los campos explicados en lo que antecede. Cuentan con que la manera de mostrarse y manifestarse de un hombre es un simple acto de voluntad y, como ya hemos mencionado, adaptan sus leyes y disposiciones penales de acuerdo con ello. Castigan, e incluso ejecutan a hombres debido a fenómenos de la estructura y el modo de ser de estos seres, que están totalmente fuera del control de su voluntad. Son castigados o torturados porque realizan actos o muestran un modo de ser que, en realidad, son muy naturales en el estadio evolutivo en que se encuentran. Pero, «castigar» a un ser, porque actúa según las facultades y disposiciones que son naturales para el estadio evolutivo en que se encuentra, no puede ser humanitarismo, civilización ni cultura. ¿Puede ser cultura o humanitarismo castigar a una fiera porque es fiera, y necesariamente tiene que matar a otros animales para poder existir? ¿Se puede castigar a un pez porque se comporta como un pez? ¿Se puede castigar a un hombre de la Edad de Piedra porque su modo de ser no es el de un hombre civilizado? Y sin embargo, es este principio el que sirve de base a la cultura mundial moderna de hoy. Todos los gobiernos y las autoridades jurídicas están todavía bajo la gigantesca superstición de que «el castigo», que en principio es lo mismo que «venganza», es un factor cultural justo, cuando, en realidad, es un terrible sabotaje de la mentalidad. ¿Cuántos millones y millones de hombres no han sufrido, debido a esta superstición, una muerte no natural en forma de ejecuciones directas e indirectas por medio de una matanza repentina o por medio de una destrucción lenta del organismo con trabajo forzado, confinamiento y aislamiento? ¿Se ha visto alguna vez que este trato a ciudadanos poco evolucionados los haya convertido en ángeles? ¿No ha sufrido daño su mentalidad y, con ella, su alma? ¿No creen que sea un sabotaje de la vida anímica encerrar durante años a hombres jóvenes, fuertes y con madurez sexual y, por consiguiente, con hambre sexual en cárceles, totalmente excluidos de una relación sexual normal con el sexo contrario? ¿Es entonces extraño que esta hambre sexual tan tensa pueda, a veces, llevar a los reclusos a buscar una relación sexual, para ellos no natural, con su propio sexo? ¿No sucede que el hambre puede ser tan grande que lleve a los hombres a buscar comida en los basureros y comer cosas que normalmente se encuentran extremadamente lejos de lo que, al contrario, se considera alimento comestible? Dado que ningún ser puede, en realidad, morir, aunque el organismo físico se destruya, sino que nacerá de nuevo, ¿cómo creen que estos prisioneros a cadena perpetua de antaño se manifestarán en la nueva vida terrena? ¿Creen que la posible ejecución o largo confinamiento que estos seres han sufrido en su vida anterior ha dado como resultado un talento inmenso para el amor hacia la sociedad y los conciudadanos? ¿Creen que el aislamiento sexual del sexo contrario, y las posibles desviaciones que esto llevó consigo en la vida anterior del ser, sea una ventaja enorme para la salud de la vida sexual actual del ser? ¿No creen que pueda haber una confusión en la constelación polar sexual de los seres en cuestión? Son situaciones así las que hoy contribuyen al estado desdichado que se manifiesta en que los seres en cuestión tengan una tendencia a enamorarse de seres de su propio sexo. Estos estados y otros muchos estados desdichados de sabotaje a la mentalidad de los seres tienen, necesariamente, que ser la consecuencia de una cultura mundial basada en ignorancia total sobre la reencarnación o renacimiento de los seres en materia física, además de ignorancia sobre la constelación polar sexual, la creación de destino y la estructura altamente psíquica o cósmica humana terrena.


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