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(1939-2395) 
 
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Aunque el ser fue transformado en «hombre», por el momento el fundamento animal de su psique no fue transformado  2200. Pero aunque la inteligencia, de este modo, poco a poco se desarrolló en el animal y lo convirtió en hombre, este «hombre» no se convirtió, sin embargo, en un hombre en su forma pura. La nueva facultad o el nuevo campo de conciencia le dio al ser una facultad ampliada de manifestación, pero esto no cambió el fundamento de su psique, el principio de vida animal. Este principio es egoísmo o egocentrismo en su forma pura, soportado automáticamente por su impulso de conservación de tipo instintivo. Cómo podría un ser con una psique tan débil y poco desarrollada existir de otra manera. Toda su fuerza intelectual es todavía tan reducida, que con ella le es imposible mantener su propia existencia. Esto es un hecho por la circunstancia de que todavía a través de un largo período tiene que ser dirigido por su campo instintivo automático. Sin este campo le sería imposible cumplir las condiciones absolutamente necesarias para su existencia. Lo que tiene además de las tendencias instintivas, es decir, su débil inteligencia incipiente, tiene que concentrarlo en contacto con dichas tendencias para, en resumidas cuentas, poder imponerse en una zona de vida donde su organismo y, por consiguiente, su vida es codiciada por otros seres, y donde la ley es el derecho del más fuerte. En una existencia así, está totalmente fuera de lugar dar la mejilla derecha cuando a uno le pegan en la izquierda. El amor al prójimo, más allá del instinto de apareamiento y la protección de la descendencia que condicionan su vida, está naturalmente fuera de lugar. La moral del animal sólo puede ser egoísta. Sólo puede ser la concentración de una única cosa, afirmar su propia protección y la de su descendencia contra la persecución mortal de otros seres. Aquí no hay otra opción. Aquí la condición de vida es exclusivamente que cada cual piense en sí mismo. Cualquier desviación de esto es la muerte. Aquí la transgresión del quinto mandamiento es una condición absoluta de vida, dado que la carne o la alimentación animal es en gran medida alimento condicionante de la vida. Los animales en cuestión no tienen ningún otro recurso, ni intelectual ni instintivo, para poder vivir en la zona física.


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