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El campo de la conciencia que diferencia al hombre del animal  2198. En virtud de su incipiente facultad de pensar, el futuro hombre puede comenzar a hacer experimentos. Por medio de esta experimentación, comienza a tener experiencias y, con ello, a tener un cierto conocimiento y talento material, por medio de los cuales puede empezar a experimentar y crear en un campo que, hasta cierto grado, se encuentra fuera del limitado horizonte de la zona del instinto. Aquí el ser puede crear acciones o manifestaciones que tanto pueden estar en contra como a favor de sus tendencias o instinto de conservación animal. Así, ya no sigue servilmente sus impulsos de tipo instintivo, automático. Ahora también comienza a actuar de acuerdo con los pensamientos y las ideas que sus experimentos originan. De este modo, comienza a dirigir su vida fuera del campo del instinto y al interior de su incipiente campo de la facultad de pensar. Los resultados de su todavía débil e insegura facultad de pensar, es decir, su correspondiente débil e incierto conocimiento incipiente es ahora, más o menos en contacto con sus tendencias o instinto de conservación animal, el que determina su voluntad y acciones. Con este incipiente pensamiento y la correspondiente voluntad consciente, el ser adquiere así un incipiente campo de conciencia que está fuera de su campo animal, de tipo instintivo habitual. Este nuevo campo son las experiencias y la creencia, las ideas y el conocimiento que surgen a causa de la incipiente función consciente de tipo intelectual. Este campo de la conciencia es lo que diferencia al hombre del animal. Mientras la vida cotidiana del animal es dirigida, en su mayor parte de forma no consciente, por sus tendencias vitales de tipo instintivo, la vida cotidiana del hombre es dirigida, hasta un cierto grado, por un conocimiento de tipo intelectual, del que tiene conciencia diurna, y por una consiguiente actuación. Pero este conocimiento sólo se convierte en fundamental a medida que el ser hace experiencias. Y tienen que pasar muchas vidas antes de que se pueda decir que el ser es verdaderamente o totalmente inteligente. En estas vidas terrenas denominamos a los hombres poco civilizados u «hombres primitivos».


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