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El ser vivo como un «punto fijo» entre un mundo espiritual interior y las reacciones sensoriales de un mundo material, físico exterior  2189. Con respecto a la facultad de la intuición, el asunto es muy diferente. Esta facultad es un sentido espiritual o psíquico al cien por cien. Su función consiste, entre otras cosas, en conducir los impulsos del conocimiento desde la estructura cósmica más profunda del ser hasta su subconciencia y luego hasta su conciencia diurna despierta. Con el desarrollo de la facultad de la intuición, el ser adquiere, de este modo, la facultad de percibir hacia dentro en un campo que se encuentra más allá del mundo físico. Del mismo modo que la facultad de la vista, del oído, del olfato, del gusto y del tacto pueden conducir impulsos de conocimiento desde el mundo físico exterior al interior, a la conciencia diurna despierta del ser, la facultad de la intuición también puede conducir impulsos de conocimiento desde la estructura cósmica más profunda del ser, a través de la subconciencia y hasta la conciencia diurna. Con el desarrollo de la intuición, el ser adquiere, de este modo, la facultad de percibir interiormente, en un campo que se encuentra más allá del mundo físico. Algo parecido sucede con la facultad del recuerdo o memoria. Las experiencias de recuerdos también son experiencias que vienen de dentro y son conducidas hacia la conciencia diurna despierta. Así mismo, tenemos el sentido del instinto, que también constituye una facultad espiritual de experimentar. Con estas tres formas de percepción es imposible experimentar directamente algo de fuera, del mundo físico. El resultado de estos tres conjuntos de sentidos es exclusivamente de tipo psíquico o espiritual y, con ello, por naturaleza mesocósmico, eléctrico. Con este conjunto de sentidos es imposible experimentar materias físicas o reacciones físicas. Para experimentarlas uno tiene sus sentidos físicos externos: la vista, el oído, el olfato, etc. Por medio de estos sentidos, el ser sólo experimenta exclusivamente reacciones de fenómenos físicos o del mundo material físico. De este modo, aquí también se muestra que el ser vivo, físico se encuentra como un «punto fijo» entre dos mundos: el físico y el espiritual. A su conciencia diurna despierta afluyen impulsos del mundo físico exterior e impulsos del mundo espiritual interior. Y el resultado de la reacción conjunta de estos impulsos entrantes y salientes se convierte en la experimentación de la vida del ser, su material de experiencias, su adquisición de conocimiento, su talento, sus alegrías y tristezas, su moral y modo de ser, su odio y amor, su salud y enfermedad, dicho brevemente: todo su destino, tanto el luminoso como el oscuro.


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