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El verdadero o absoluto «punto fijo» del universo  2186. Esta parte eterna y fija del ser vivo es la misma en todos los seres vivos que existen en el universo. Es la misma tanto para el macroser como para el microser y el ser mesocósmico. Como se ha mencionado, esta estructura del núcleo del ser no es un producto de una creación, sino que forma un órgano eterno para un principio igual de eterno. Este órgano no puede cambiar. Está totalmente por encima de la mutabilidad. En sí mismo constituye el órgano del movimiento y la mutabilidad que constituye la base de toda experiencia y creación. Las dimensiones de la existencia de esta estructura son la propia eternidad y el propio infinito. Constituye el órgano para la creación de la temporalidad y, por consiguiente, de todo lo que forma tiempo y espacio, tamaño y volumen, dimensiones, materias sólidas, líquidas, gaseosas y en forma de rayos, siendo, a su vez, las últimas de las materias citadas lo mismo que fuerzas psíquicas o electromagnéticas. En virtud de que esta estructura del núcleo más profundo del ser es, en sí misma, inalterable, es un silencio o una quietud eterna absoluta, constituye «el punto fijo» absoluto de todos los seres vivos que existen en el universo o cosmos. Este punto fijo de los seres se convierte, de este modo, en el único «punto fijo» que existe en el universo, ya que, en realidad, es aquí, en la supraconciencia de los seres, que se crea la causa primera o inicio de todo movimiento. Pero, como ya sabemos, los seres aparecen en tres dimensiones: mesocosmos, microcosmos y macrocosmos. Como consecuencia de esto, también habrá movimientos mesocósmicos, es decir, movimientos de los que todos los seres vivos, hombres, animales y plantas son el origen. Luego vienen los movimientos microcósmicos, que son lo mismo que los movimientos, cambios y creaciones que vemos por medio de microscopios y de los que los microseres son el origen. Después llegamos a los movimientos macrocósmicos, es decir, los movimientos de los soles y planetas a través del espacio, el despliegue de todos los elementos en forma de las denominadas fuerzas de la naturaleza, tormentas, terremotos, ciclones, el movimiento del agua en los océanos, ríos, riachuelos y arroyos, su evaporación en aire y atmósfera, lo mismo que su condensación de nuevo en agua, etc. Todas estas fuerzas y estados del movimiento tienen, así mismo, su primera causa e inicio en las supraconciencias de los seres macrocósmicos correspondientes. Todas las supraconciencias existentes constituyen, así, conjuntamente el único «punto fijo» absoluto existente del universo. Este «punto fijo», que aparece en forma de las supraconciencias de los seres vivos, está, en sí mismo, totalmente por encima de toda creación y movimiento. Pero sin este «punto fijo», todo movimiento y, con ello, toda creación y experimentación de la vida sería algo imposible.


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