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| El fuego y el frío macrocósmicos están enraizados en una estructura anímica macrocósmica como la segunda y tercera energía básica | 2183. Cuando el calor y el frío de nuestro organismo tienen su raíz más profunda en nuestra naturaleza eléctrica, mesocósmica, es decir, en nuestra estructura psíquica o anímica, y sin este enraizamiento nuestra manifestación y experimentación de la vida sería algo imposible, ¿por qué el fuego y el frío macrocósmicos no tendrían, entonces, que tener su origen más profundo en una estructura anímica macrocósmica como la segunda y tercera energía básica: la energía del peso y del sentimiento? ¿Por qué no tendrían estas dos energías que constituir electricidad mesocósmica en una naturaleza anímica macrocósmica, del mismo modo que nuestra electricidad mesocósmica constituye electricidad macrocósmica para los microseres o macrovida de nuestro organismo? ¿Cómo podrían, si no, tener estas formas de vida condiciones para la vida en nuestro organismo? ¿Y cómo podría la naturaleza darnos a nosotros condiciones para la vida si no fuera un organismo vivo, dotado de electricidad, que es lo mismo que la fuerza vital más profunda de la vida? ¿Por qué no podría ser esta electricidad una fuerza anímica o un espíritu, del mismo modo que es una fuerza espiritual o espíritu en nosotros y en los organismos de nuestros microseres? ¿Cómo podría una creación tan lógica como la que tiene lugar en la naturaleza, y que de todas las maneras está muy por encima de la creación lógica que los hombres con la formación técnica y química más alta pueden originar, tener lugar sin facultades espirituales, cuando incluso la creación más pequeña y primitiva dentro del ámbito de la conciencia humana es imposible que surja sin facultades espirituales o conciencia? ¿Se ha visto alguna vez que una prenda de vestir, un par de zapatos, un edificio, una máquina motriz, etc. hayan podido ser creadas sin que haya sido en virtud de pensamiento lógico, que, a su vez, es lo mismo que manifestación de espíritu? |
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