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Cómo puede el ser transferir sus facultades o talentos a una nueva encarnación  2169. Con cada función, dirigida de manera permanente por la voluntad, que se ha convertido en función habitual o automática, el ser ha desarrollado, de este modo, la posibilidad de una vida nueva con un trabajo independiente en su organismo. Esta vida nueva es de una naturaleza tal que estimula la función en cuestión, con lo cual ésta de estar dirigida por la voluntad pasa a ser orgánica o automática. De este modo, se ha convertido en una facultad o talento. Pero esta facultad o este talento, que la nueva vida encarnada contribuye a estimular para el ser, no está destinada a perderse junto con el organismo en su destrucción o muerte. Por esto, esta vida nueva origina un núcleo de talentos que pasa a ocuparse del almacenamiento en el mencionado órgano de la supraconciencia que hemos denominado «elemento de destino». Este núcleo de talentos constituye, al igual que la semilla de las plantas, un concentrado de las cualidades que la clase de manifestación en cuestión representa. Esas cualidades forman aquí pequeños centros de fuerza que, aunque son pequeños o microscópicos, sin embargo, cuando las condiciones están presentes, son lo suficientemente fuertes para poder construir otra vez un nuevo órgano en el organismo del ser en una nueva encarnación, y por medio del cual el ser, nuevamente, puede desplegar la facultad particular en dicha encarnación. De este modo, el ser vivo tiene la facultad de llevar consigo o transferir a una nueva encarnación su inteligencia, sus talentos o disposiciones para manifestar y experimentar la vida en la zona o plano físico.


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