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El órgano central por medio del cual el ser domina su organismo constituye una estructura orgánica eléctrica muy fina  2160. Aquí estamos junto a la estructura sensorial interior del ser. Vemos que toda la estructura mental, toda la conciencia y función de pensamiento del ser es de naturaleza eléctrica que, a su vez, como ya hemos visto, es lo mismo que naturaleza psíquica. Hemos presenciado que el organismo físico sólo es algo secundario, que el órgano central para la experimentación de la vida, la sede del dominio y uso de este organismo no es en absoluto de naturaleza física. Por sí mismo, forma una estructura que es enteramente eléctrica muy fina. Como ya hemos dicho, este fino sistema sensorial eléctrico funciona en gran medida automáticamente. A través de los sentidos físicos, los diversos fenómenos físicos exteriores se convierten en formas de imágenes. Estas imágenes se transforman de nuevo en impulsos eléctricos que son convertidos, de nuevo, por los sentidos psíquicos u órganos eléctricos en las formas de imágenes eléctricas que constituyen las formas de pensamiento del ser. La combinación conjunta de estas formas de pensamiento constituye la psique o mentalidad del ser. Como esta psique o mentalidad está compuesta de impulsos eléctricos, en contacto con otras energías o impulsos dará lugar, al igual que cualquier otra energía, a una reacción. Y, como hemos dicho, tales reacciones son las que forman la manifestación o revelación externa de un ser vivo a su entorno. La conciencia del ser vivo o experimentación de la vida sólo es, en realidad, una interacción permanente del contacto entre las reacciones de su mundo interior y del mundo exterior. El ser experimenta estas reacciones a través de su estructura sensorial psíquica o eléctrica como su mundo de pensamiento, su psique o conciencia. Pero aquí también vemos que esta estructura eléctrica o psíquica tampoco constituye el ser vivo en sí. Vemos que la psique del ser es la sede del encuentro entre dos impulsos permanentes de energía. Todas las experiencias e impresiones de fuera, del mundo exterior, se encuentran, en virtud de los sentidos, con la combinación de impulsos de energía que constituyen el mundo interior del ser, o sea, los impulsos de experiencias anteriores del mundo exterior que influyen en la conciencia y conducta del ser de hoy.


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