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La electricidad mesocósmica en el organismo físico  2157. A continuación vamos a demostrar de una manera puramente técnica cómo el ser vivo sigue existiendo, aunque su organismo físico se haya convertido en un cadáver. Con tal motivo, seguiremos la estructura de la fuerza que dominaba el organismo antes de que se convirtiera en un cadáver. Ya hemos visto que el ser vivo no era el organismo, y que, por consiguiente, su nacimiento y destrucción tampoco pueden ser el nacimiento y destrucción del ser vivo. También hemos constatado que la fuerza motriz del organismo era, como hemos dicho, electricidad mesocósmica que, a su vez, es lo mismo que una materia que en la zona física sólo puede conocerse en forma de fuerza. Esta fuerza es invisible para los sentidos físicos. Sólo puede conocerse por medio de su efecto en la materia física. Por medio de este efecto, se hace indirectamente accesible para la percepción física como idéntica a la fuerza invisible que llamamos «psique» o «espíritu». Este espíritu o electricidad mesocósmica ha estimulado todas las funciones del organismo desde sus estado más pequeños de vibración o movimiento a los más grandes. Observando la influencia y dominio de esta fuerza sobre el organismo físico, se convierte en un hecho que no fluye en el organismo sin complicaciones y directamente como una corriente bastante simple y libre. Está igual de regulada y adaptada a los distintos aparatos (órganos) y funciones del organismo que la corriente eléctrica que se usa como fuerza motriz en una fábrica. Del mismo modo que en la fábrica esta fuerza es dirigida y, por lo tanto, está sujeta al control de la voluntad, también podemos ver que la fuerza motriz del organismo, la electricidad mesocósmica, es dirigida y, por consiguiente, está bajo el control de la voluntad. Vemos que esta fuerza no sólo es la base de la construcción y mantenimiento del organismo físico, sino que éste también está dominado por dicha fuerza. Por medio de ella, el organismo es llevado a realizar acciones, manifestaciones o creaciones que, conjuntamente, están bajo un control totalmente lógico, en parte automático y en parte dirigido voluntariamente con conciencia diurna despierta. Esta electricidad mesocósmica del organismo se presenta, así, en forma de impulsos muy diversos, algunos muy finos o microscópicos y otros más bastos y robustos, según los aparatos u órganos especiales cuya actividad tienen que llevar a cabo. Sin esta fuerza invisible, el organismo no habría podido jamás llegar a existir. Como está construido de una manera totalmente lógica y, tal como vemos, es una planta industrial genial y perfecta con una gran cantidad de aparatos diversos (órganos), cada uno de los cuales tiene unas funciones propias, útiles dentro del conjunto del objetivo total: mantener el organismo como un instrumento perfecto para la experimentación física y la manifestación de su origen, es un hecho para el investigador evolucionado que el ser vivo, que es el origen del organismo, también existe más allá de esta fuerza eléctrica mesocósmica. El ser vivo puede usar esta fuerza que, de hecho, es en realidad su fuerza vital absoluta, puesto que sin ella sería totalmente imposible toda manifestación y experimentación de vida.


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