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La ciencia y el espíritu macrocósmico  2147. Como ya hemos mencionado, todas las materias físicas, tanto las denominadas «muertas» como las denominadas «vivas» están impregnadas de espíritu o fuerza psíquica. Esto hace que toda la materia física esté vibrando, en movimiento y transformación. En realidad, no es poco lo que la ciencia moderna conoce de esta fuerza viva que existe tras las materias del universo. Pero no la conoce como espíritu o fuerza psíquica, aunque, exactamente como cualquier otra fuerza psíquica sólo puede conocerse por el hecho de que impregna la materia física e influye sobre ella. El espíritu con el que trabaja la ciencia, y en virtud del cual ha proporcionado a los hombres bienes sumamente grandes, y también algunos males, es espíritu macrocósmico. Este espíritu constituye la fuerza psíquica por medio de la cual la Tierra mantiene su existencia física como un ser vivo. Constituye, como ya hemos dicho, «electricidad macrocósmica». La ciencia moderna conoce esta fuerza con el concepto «electricidad», y trabaja con ella sin saber, en realidad, qué clase de fuerza tiene ante ella. La percibe, así pues, como una fuerza puramente material, que, ciertamente, no se puede ver, pero cuyas reacciones hasta un cierto grado se pueden dirigir, medir y utilizar. Que es una fuerza puramente orgánica, mental o psíquica es un modo de ver o conocimiento que la humanidad ha perdido a medida que las encarnaciones de seres iniciados fueron siendo menos frecuentes y su liderazgo físico, de modo correspondiente, pasó cada vez más a seres no iniciados. Estos seres condujeron a los hombres hacia el materialismo y el ateísmo total que predomina actualmente. Posteriormente volveremos a ello, para mostrar por qué este gran cambio en la conducción de la humanidad tenía, necesariamente, que tener lugar.


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