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El destino mesocósmico  2136. El hombre terreno muy evolucionado puede a veces estar afectado de enfermedades graves, aunque, en realidad, muestra un gran interés humanitario y amor hacia sus prójimos. Por consiguiente, esta situación puede, en ocasiones, dar lugar a dudas sobre la justicia de la ley del destino en estos hombres. Pero que personas adorables y amorosas sean objeto de graves dolencias corporales no es ninguna prueba en absoluto de que la ley del destino sea injusta. Como ya hemos tratado, no es suficiente que los hombres hayan evolucionado a ser amorosos y serviciales hacia los hombres y eventualmente también muestren gran amor y atención hacia los animales, es más, incluso se hayan vuelto vegetarianos, porque no tienen corazón para matar animales. Esta forma de amor no puede garantizar la inmunidad a sufrimientos orgánicos o corporales internos. Sólo puede, al contrario, garantizar que hombres y animales devuelvan el amor que han recibido de estos hombres. Como esta relación amorosa o humanitaria sólo se dirige a los seres del mesocosmos, que ante todo quiere decir hombres y animales, el retorno de esta relación sólo puede, naturalmente, venir de estos seres. Y aquí estamos en una zona del retorno de lo realizado, que tenemos que denominar «el destino mesocósmico».


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