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El secreto de la conciencia cósmica o el «ser uno con Dios»  2112. La voz divina continuó: «No vamos a detenernos en esta evolución de los seres vivos a través del reino vegetal y continuando a través del reino animal hasta el reino humano terreno, en el que tú ahora has recibido tu iniciación e incipiente conciencia cósmica y en un área especial te has convertido en uno conmigo. Ya conoces plenamente el fundamento de tu proceso evolutivo de la oscuridad a la luz, de la ignorancia al conocimiento, del odio al amor y la conciencia cósmica alcanzada a través de todo esto. Sabes que el fundamento de la evolución es «el fuego supremo» o el principio de los polos sexuales. Sabes que la experiencia que los seres hacen de los dos grandes contrastes: la luz y la oscuridad, que son la condición para toda la experimentación de la vida, se regulan por una transformación alterna de los seres de unipolares a bipolares. Sabes cómo los seres unipolares en su forma más pura forman el reino animal, del mismo modo que también sabes que la incipiente bipolaridad crea la incipiente mentalidad humana en el hombre animal. Sabes que los hombres terrenos ahora se encuentran en este estadio y, por consiguiente, son en parte «animales» y en parte «humanos», dependiendo del grado de su evolución con respecto a la unipolaridad o bipolaridad. Sabes que el incipiente polo femenino del hombre y el incipiente polo masculino de la mujer son el asiento de su evolución espiritual y, con ello, de su verdadera evolución «humana» y la consiguiente degeneración de la naturaleza animal en su mentalidad. Pero, como ahora la bipolaridad, que es, precisamente, el fundamento de tu verdadera iniciación orgánica o incipiente conciencia cósmica, está desarrollada al cien por cien en ti, puedes continuar siguiéndome aquí, en las cimas más altas de la vida. En virtud de la facultad sensorial que tienes aquí de elevarte por encima del espacio y el tiempo, fuera de pesos y medidas, eres totalmente independiente de las relaciones de tamaño. En el mundo del no iniciado, la percepción requiere que un objeto sensorial tenga un tamaño determinado para poder ser percibido. Puede ser demasiado grande o demasiado pequeño, demasiado macrocósmico o demasiado microcósmico para poder ser observado, por esto, a los seres no iniciados, con esta facultad sensorial limitada, les es imposible experimentar la solución del misterio de la vida, independientemente de lo dotados que estén en el campo de la ciencia. Nosotros, tú y yo, podemos pasearnos por cualquier microcosmos y ver cómo ante nosotros llena un espacio igual de gigantesco que el espacio con el que el macrocosmos acostumbra a mostrarse ante nuestros sentidos físicos. Y del mismo modo, podemos elevarnos por encima del macrocosmos y verlo disminuir hasta convertirse para los mismos sentidos en un pequeño microcosmos. Podemos someter estos dos grandes terrenos cósmicos de mi gloria luminosa a la superioridad de nuestros sentidos y llegar al conocimiento de cada detalle de su estructura. Sí, mi querido hijo, este es el misterio o secreto de la verdadera conciencia o el ser «uno conmigo».»


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