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| Dios le habla al hijo de Dios como directa transmisión de pensamiento de yo a yo | 2106. Y ahora las inmensas nebulosas, los conglomerados de soles y las nebulosas desaparecieron de nuevo. Pero de la profunda oscuridad comenzaron ahora a surgir nuevas nubes de luz. Esta vez era la Tierra que avanzaba desde la densa oscuridad iluminada por el Sol. Y los pensamientos del Padre se abrieron de nuevo a la conciencia del amado hijo de Dios en forma de palabras y visiones. Aquí tampoco tenía que ser solamente algo para los oídos. También tenía que ser una experiencia hecha a través de la propia visión. Lo que Dios le dice al hijo perfecto no es ninguna transmisión de pensamiento indirecta, difícilmente traducida a sonidos, desde los que de nuevo tiene que transferirse al pensamiento, tal como sucede con la correspondencia o transmisión de pensamiento entre los seres físicos. Aquí, la transmisión de pensamiento de Dios es una transmisión totalmente directa de pensamiento de yo a yo. La traducción a sonidos o palabras sólo se usa aquí, en el plano psíquico, en caso de interpretación o explicación de las visiones. En el propio plano de la materia de pensamiento, todos los pensamientos son visibles. Aquí, la transmisión de pensamiento no tiene, por consiguiente, lugar ante todo por medio del oído, aunque el sonido también puede crearse y experimentarse aquí, sino al contrario por medio de visiones o viendo por uno mismo los pensamientos del otro. Y así, en el santo de los santos del templo de la vida, Dios se dirigió a su amado hijo con grandiosas visiones, en las que el hijo de Dios experimentó directamente el pensamiento y la conciencia de su Padre divino a través de una visión propia, del modo en que esta conciencia divina se encuentra en la zona de existencia sobrenatural o celestial fuera del tosco mundo físico en las dimensiones del espacio y el tiempo. |
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