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(1939-2395) 
 
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Cómo el cumplimiento de las grandes promesas sobre «la vida eterna», «la segunda venida de Cristo», «el reino de los cielos», etc. tiene plenamente lugar por medio de la iniciación cósmica del hijo  2100. La gran revelación de la luz por el Padre eterno al hijo amado continúa: «El núcleo eterno de nuestra naturaleza está compuesto de nuestro yo y la energía materna o energía madre. Nuestro yo está, así pues, ligado a algo que sólo está manifestado en parte. Tiene la facultad de vibrar hacia abajo en el mundo manifestado, pero hacia arriba limita con el yo o lo no manifestado y se mantiene, de modo correspondiente, no manifestado. Este algo o energía materna o energía madre forma, de este modo, un puente desde la no manifestación soberana de nuestro yo al mundo creado, a la zona del espacio y el tiempo. En este puente, que es lo mismo que nuestra supraconciencia, existen, como ya sabes, nuestro elemento de destino y nuestros núcleos de talentos. Y desde aquí se forma y mantiene nuestra subconciencia con su organismo creado, consistente en los principales órganos o cuerpos físicos y psíquicos, en virtud de los cuales nuestro yo experimenta la conciencia diurna y nocturna en el mundo que se encuentra en las dimensiones de espacio y tiempo. Y ahora, has experimentado conmigo tu suprema identidad como uno conmigo, por encima de toda manifestación y creación y, con ello, como inmortal e idéntico a la eternidad y el infinito. Aquí experimentaste cómo tú, en calidad de mi hijo, estás por encima de la vida y la muerte, dado que estos fenómenos sólo son un producto de tu creación. Ves cómo por medio de la especial naturaleza de nuestro yo y por medio de nuestra conciencia arraigada en la indestructibilidad de nuestro yo, en virtud de la cual sobrevivimos a los diferentes organismos y a las diferentes zonas de existencia o épocas de vida con sus diferentes esferas luminosas y oscuras, porque somos exclusivamente nosotros los creadores y los orígenes de estas épocas, tenemos una existencia eterna con una experimentación de la vida eternamente imperecedera e inamovible. ¿Puede la nueva iniciación que has experimentado, tu adquisición de la conciencia cósmica permanente, tu convivencia conmigo aquí, en las cumbres de la vida, como uno conmigo, idéntico a la eternidad y al infinito, uno con toda la sabiduría, uno con la omnipotencia, y con lo cual conjuntamente conmigo eres señor de la vida y la muerte, ser un cumplimiento mayor y más radiante de las muchas promesas de vida eterna, de la segunda venida de Cristo, de promesas sobre el paraíso o el reino de los cielos? Puedes ver que estas promesas no te han prometido demasiado. Y sin embargo, tu iniciación aquí sólo es una entrada, un nacimiento, un débil comienzo de tu verdadera convivencia, física y psíquica con conciencia diurna despierta, conmigo. Ahora, vas a experimentar conmigo, a través de inmensos espacios de tiempo, el verdadero dominio de mi reino y de mi vida. Experimentarás los efectos culminantes de mi omnisciencia, mi omnipotencia y mi amor universal y el más alto reino de la luz que surge de ellos, en el cual tú, como hijo mío, eres un príncipe o rey reinante. Y ahora te dejaré experimentar cómo conglomerados de soles, galaxias, mundos y miríadas de seres vivos están sometidos a tu conocimiento, voluntad y amor, todo en virtud de mi presencia que culmina en ti sin ninguna restricción y tu presencia en mi, igualmente sin límites.»


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