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Aclaración del misterio de los hilos de oro y «la energía materna o madre»  2098. Y el Padre eterno continuó la gran iniciación de su hijo, que había regresado, y también le reveló el centelleante misterio de los hilos de oro. En la profusión luminosa de la luz dorada, volvió a resonar la voz del Todopoderoso, y el hijo amado escuchó emocionado: «Como ves, los hilos de oro llenan el inmenso espacio, o «nada», aparentemente vacío que, a su vez, como acabas de experimentar, es lo mismo que el infinito y la eternidad. Pero, como el infinito en el espacio y el tiempo es lo mismo que tu yo y mi yo, los hilos de oro son, por lo tanto, algo que está vinculado a nuestros yos. Si no fuera así, ¿cómo podría haber surgido el espacio y el tiempo? Esta vinculación íntima de los hilos de oro con nuestros yos está en sí misma no manifestada, extendiéndose a continuación hacia abajo en la zona de lo manifestado o accesible a los sentidos. Estos hilos tienen su origen en una zona de movimiento o vibración que se encuentra por encima del estándar que es accesible a la percepción. Debido a esto, permanecen no manifestados en esta zona, al igual que nuestros yos, sin constituir, sin embargo, el silencio o quietud absoluta que los caracteriza. Mientras nuestros yos están no manifestados debido a que constituyen el silencio o quietud absoluta, el punto fijo absoluto, sin el cual sería imposible que un movimiento absolutamente primero tuviera lugar, la no manifestación parcial de los hilos de oro sólo se debe a que su tipo de movimiento o vibración se encuentra por encima del estándar necesario para que el movimiento pueda llevar los sentidos a reaccionar. Y un tipo de movimiento que no puede actuar sobre los sentidos y hacer que reaccionen es imposible que se convierta en una experiencia directa. Tiene siempre, sin ninguna excepción, que aparecer como no manifestado. A nuestros yos hay, por lo tanto, vinculada una zona no manifestada, dentro de la cual todo movimiento se separa del silencio o quietud absoluta y se convierte en el primer principio del movimiento y, con ello, de toda manifestación. Este tipo de movimiento o energía invisible o no manifestada para los sentidos ya la conoces con el concepto «energía materna o energía madre».


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