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(1939-2395) 
 
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Dios le revela al hijo cómo el movimiento se transforma en sensación producida por los sentidos o experimentación de la vida  2096. La voz del Padre eterno siguió resonando: «De toda esta inmensa masa de movimiento, que tú experimentas por medio de tus sentidos, la parte que estás acostumbrado a percibir como movimiento es una parte muy pequeña. A la mayor parte de esta masa de movimiento estás acostumbrado a percibirla como diversas formas de sustancia en estado sólido, líquido, gaseoso y en forma de rayos. A otras clases estás acostumbrado a percibirlas como fuerza. Y también hay otras a las que estás acostumbrado a percibirlas como frío y calor, del mismo modo que tú también percibes ciertas clases de movimiento como luz, oscuridad y sonido. Igualmente estás acostumbrado a percibir las diversas clases de movimiento que forman tu organismo, tales como materia orgánica, carne y sangre, secreciones, huesos, piel, cabello y uñas. Así mismo, también percibes los alimentos que ingieres, en forma de comida y bebida, como sustancia, no como clases de movimiento. ¿Por qué percibes todas estas realidades como sustancia cuando, en realidad, son movimiento? De hecho, lo haces porque tú y yo estamos dotados de una facultad sensorial, por medio de la cual la experimentación del movimiento se divide en diferentes formas de sensaciones sensoriales según su velocidad o vibraciones. Las diversas velocidades o vibraciones son registradas por medio de los diversos órganos de la propia facultad sensorial o conjunto del organismo físico-psíquico. Por medio de determinados órganos especiales, la velocidad del movimiento o las vibraciones son registradas o experimentadas como sonido. Por medio de otros órganos especiales correspondientes, la velocidad del movimiento o las vibraciones se registran o experimentan como colores, luz y oscuridad. A estas dos funciones sensoriales especiales las conocemos con los conceptos de oído y vista respectivamente. Otros sentidos registran para nosotros otras clases de movimiento o vibraciones que conocemos como olfato y gusto, como dolor y bienestar, etc. Así mismo, por medio de órganos especiales de la facultad sensorial, podemos sentir o experimentar las clases de movimiento o vibraciones que conocemos como materias en forma de rayos, es decir, las materias psíquicas o sustancias de pensamiento, tales como dolor y alegría, deseos y anhelos, depresión y deseo de vivir, odio y envidia, simpatía y antipatía, etc., etc. Como ves, todas las formas de experimentación de la vida sólo son la percepción de las diversas velocidades de los movimientos. Por lo tanto, no sólo lo que por medio de una zona muy limitada de nuestra facultad sensorial experimentamos en general como «movimiento» es movimiento, sino que todo fuera de nosotros y en nuestro interior, con excepción de nuestro yo, es movimiento y es, por consiguiente, mutable.»


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