Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(1939-2395) 
 
Búsqueda avanzada
   

 

Por qué nuestro yo siempre tiene que aparecer no manifestado, y por qué el infinito y la eternidad están presentes en todos los tamaños del espacio y del tiempo  2094. El Padre eterno continuó: «El infinito y la eternidad son, de este modo, lo mismo que «el algo» en nosotros que nunca ha comenzado y nunca puede dejar de existir y, por lo tanto, son un contraste absoluto a cualquier fenómeno en las dimensiones del espacio y el tiempo, que sólo puede existir como limitado. Nuestro ente o yo eterno y verdadero tiene, por lo tanto, que aparecer por propia naturaleza no manifestado en todas partes. Esta no manifestación no podrá nunca, en ningún caso, aparecer bajo otra forma que, precisamente, como una «nada». Pero esta «nada» no es, así, en ningún caso una «nada» verdadera. Constituye un algo no manifestado. Pero, como un algo no manifestado tiene que ser designado en relación con lo manifestado como una «nada». Y como tal, sólo es, en realidad, lo mismo que «un contraste imaginario» a lo manifestado. Una «nada» absoluta, por consiguiente, no existe ni jamás puede llegar a existir. Que este elemento eterno no manifestado, que constituye tu yo y mi yo, no es una «nada», sino un «algo» que llena el universo, se hace entre otras cosas también visible o se convierte en un hecho por medio de la circunstancia de que el infinito y la eternidad están presentes en cualquier fenómeno creado o que se encuentra en las dimensiones del espacio y el tiempo. Si, por ejemplo, dividimos un guisante veremos que puede dividirse en dos mitades. Cada una de estas dos mitades puede, de nuevo, dividirse, y así continuando al infinito. En esta división nunca llegaremos, por consiguiente, a una parte tan pequeña que no pueda dividirse en dos. Es cierto que no podemos hacerlo con las manos, porque las partes llegan a ser tan microscópicas que no son accesibles a nuestros rudos sentidos físicos. Pero, desde un punto de vista oculto o cósmico, podemos continuar sin poder llegar al fin de esta división. El infinito está, por consiguiente, presente en el espacio, incluso en la cosa más pequeña para nosotros. Si tomamos un segundo, este segundo también puede dividirse en dos mitades, y éstas pueden, de nuevo, dividirse, y así continuando al infinito. Y de este modo podemos ver aquí el infinito en el tiempo, es decir, que la eternidad está presente en las formas de períodos de tiempo que a nuestros sentidos les parecen las menores. ¿Qué tamaños son, entonces, los que percibimos en relación con el guisante y el segundo? ¿Qué es un centímetro y qué es un segundo, cuando en su masa muestran que son infinitos?


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.