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(1939-2395) 
 
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La Divinidad le habla al hijo de Dios de la conciencia diabólica y del consiguiente infierno o cataclismo  2089. El discurso divino continuó: «Con tu inteligencia «humana» creciente te creaste una época de vida o destino lleno de molestias. La naturaleza «animal», que todavía dominaba en ti, adquirió dimensiones extraordinarias con tu incipiente inteligencia o talento «humano». Tu mundo se convirtió en la culminación del sufrimiento. En «la cultura» que tú y tus afines creasteis murieron de hambre millones de hombres. Millones de hombres murieron de enfermedad. Otros millones se convirtieron en inválidos o murieron en la guerra. Todos hicieron la guerra contra todos. Terrenos de kilómetros y más kilómetros con tumbas de guerra muestran lo que les cuesta a hombres inacabados vivir con hombres inacabados. Aquí, el dolor y las preocupaciones son innumerables. Los matrimonios desdichados y los divorcios están a la orden del día. Los padres sufren a causa de sus hijos, y los hijos a causa de sus padres, es más, muy frecuentemente son desatendidos por ellos y abandonados a la voluntad de personas extrañas, si ya no han sido perseguidos y asesinados en el vientre de su madre. Otros miles y miles de niños han perdido a sus padres, su hogar y protección en los enfrentamientos o guerras de la sociedad. Estos pequeños seres desdichados tuvieron, al igual que las bestias del campo sin cobijo y alimento, que salvar su vida con astucia, robo y rapiña, donde fueron tan afortunados que esto salió bien. La causa del miedo no se había vuelto menor. Al contrario, crecía al mismo tiempo que crecía tu genial intelectualismo «humano». Tenías que seguir indagando y buscando nuevas invenciones, por medio de las cuales pudieras afirmarte y ser superior a tus semejantes y, sobre todo, a tus enemigos, pudieras someterlos o destruirlos y, así, liberarte del miedo. Y tu tarea más importante, y la de los afines a ti, para con la sociedad civilizada fue, en grado creciente, poder desarrollar las posibilidades de multiplicar el asesinato y el homicidio o destrucción total de otros hombres. Te convertiste en el mayor saboteador de la vida y la felicidad. Tu inteligencia «humana», dominada por tus desenfrenados instintos «animales», te dio «mentalidad diabólica», y tu mundo se convirtió en «infierno, cataclismo» o «día de juicio final».


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