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La relación de dependencia entre el yo del macroser y los microseres del organismo del macroser  2018. Cada ser vivo es un microórgano de un macroser, del mismo modo que nuestros órganos, células y moléculas, etc. son microórganos de nuestro organismo. Que estos microórganos que están en nosotros se imaginen nuestra existencia o no, es más, aunque nieguen totalmente nuestra existencia como su macroser y, con ello, como su providencia o divinidad, es totalmente irrelevante. Seguirán siendo nuestros microseres, y a cada uno se le dona la existencia y la vida por medio de una relación de dependencia mutua entre nuestro yo y su yo. Como nosotros existimos, así mismo, en el interior de un destacado macroser, en cuyo organismo vivimos y cuyas funciones orgánicas internas son idénticas a lo que llamamos naturaleza o fuerzas de la naturaleza, también a nosotros se nos dona nuestra experiencia cotidiana de la vida por medio de una relación de dependencia mutua entre nuestro yo y el yo de nuestro macroser. Aquí se hace valer, de modo correspondiente, el mismo principio de dependencia que el que hay entre nuestro yo y los yo de nuestros microseres.


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