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Cuando no se conoce al árbol por sus frutos  2011. Por lo tanto, hay que conocer al árbol por sus frutos. En caso contrario, se cultivan los árboles cuyos frutos son discordia, ira, odio y persecución. Seres que quieren que todos los otros seres sean exactamente como ellos desean que sean, y, si no, están enojados con ellos, son las bacterias de las que surge todo tipo de veneno mental y el consiguiente hecho de que la experimentación de la vida cotidiana se convierte, de modo correspondiente, en un infierno, un cataclismo, una existencia muy lejos de la paz y armonía entre los hombres. En todas las situaciones hay guerra, ya sea en el interior o en el exterior y finalmente en ambos frentes. Y el ser, antes de que lo sepa, es un genio en la creación de malestar y, por lo tanto, del asesinato de la alegría de vivir en todas partes dondequiera que se encuentre.


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