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«El atrio» y «el santo» de la casa de Dios o templo de la vida  1986. Aquí, en el vestíbulo de Dios o atrio interior pasamos la frontera del espacio y el tiempo. Como ya hemos dicho, se nos da acceso al «santo» del templo de la vida. El atrio grande o exterior es la habitación de trabajo y pabellón de enseñanza de Dios. Aquí Dios modela a los seres vivos para que sean «el hombre a imagen de Dios». Aquí existe el lado oscuro de la vida. El dominio del principio mortífero está aquí. Aquí Dios crea la sabiduría. Los seres, después de haberse revolcado en las manifestaciones y despliegues del principio mortífero y la culminación de los procesos de oscuridad y muerte, el primitivismo y las degradaciones, que este principio ha creado, adquieren la sabiduría revelada por dicho principio, que se implanta en su modo de ser. Como esta sabiduría está formada por experiencias de lo que uno tiene que hacerle y no tiene que hacerle a su prójimo para abolir la guerra y la oscuridad, la invalidez y la muerte del propio modo de ser, este modo de ser está a favor del amor al prójimo. Primero, las experiencias o sabiduría son teoría. A este primer estadio de las experiencias o la sabiduría lo conocemos aquí, en «Livets Bog» con la expresión «conocimiento-A». Tras este estadio, las experiencias o la sabiduría se transfieren a un modo de ser práctico dirigido por la voluntad, a este estadio lo conocemos con la expresión «conocimiento-B». En el estadio-A de la sabiduría, el ser vivo es, de este modo, habitante del último estadio del gran atrio: «el atrio interior» o «vestíbulo de Dios». Con la práctica del «estadio-A» de la sabiduría, el ser pasa del atrio interior directamente al «santo» del templo de la vida o casa del Padre. Este recinto divino de dicha casa es, precisamente, la residencia de los seres del «estadio-B» de la sabiduría. Estos seres serán aquellos que han sobrepasado el dominio de la fe y han atravesado el ateísmo y materialismo y ahora, en la vida actual, están adquiriendo la verdad en forma de ciencia, no en forma de creencia en dogmas. Seres así son los que en su búsqueda e investigación han adquirido la ciencia del espíritu como «conocimiento-A» (conocimiento teórico) y ahora practican este conocimiento en su modo de ser cotidiano, que constituye «el santo» del templo de la vida. Son el sacerdocio verdadero, nombrados anteriormente. Estos seres son los que constituyen los practicantes o colaboradores de la verdadera redención del mundo actual.


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