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Los gentiles y el atrio de los gentiles  1984. Los gentiles, que pueblan el atrio exterior, son todos ellos seres que todavía viven como instrumentos para las manifestaciones del principio mortífero, viven como grandes asesinos físicos. Sin embargo, hay que observar que no son completamente conscientes de este estado de su vida. En algunas situaciones no saben que son asesinos, y en otras situaciones tienen plena conciencia de su conducta asesina y justifican su estado mental dando como razón «indignación justa» e «ira santa». Toda guerra y discordia es causada por esta indignación y esta ira santa. Y entonces uno se cree que es cristiano y está en gran contacto con la más alta moral. Pero en todas partes donde la existencia se defiende con espada, muerte y asesinato, en todas partes donde no se ama al prójimo, no se ama a quienes odian a uno y no se bendice a quienes maldicen a uno, y no se perdona a los enemigos, tal como Cristo en la cruz perdonó a sus enemigos o verdugos, allí aún se está en el atrio de los animales, indiferentemente de lo mucho que se prediquen dogmas humanos o amor. Aquí se es ignorante y se actúa en gran medida según la ley de la jungla, se es intolerante con quienes piensan de manera distinta. Todos esto seres de fe, que todavía no representan ningún conocimiento en el campo espiritual y que, en realidad, no han experimentado ni el más mínimo grado de la mentalidad de Cristo, todavía son gentiles y se encuentran en el atrio de los gentiles del templo de la vida o casa del Padre. Cuanto antes se descubra esto, mejor para cada cual, más se trabajará para ser un verdadero «discípulo de Jesús», un ser que abandona todo tipo de homicidio y en su alimentación cesa de matar y sacrificar animales, cesa de consumir la carne y la sangre de los animales. Ningún ser está libre de paganismo o manera de ser semejante a la de un gentil mientras todavía consuma la carne y la sangre de otros seres animales, robándoles a estos seres varios años de su joven vida, en la que habrían tenido que disfrutar la hermosa y libre naturaleza de Dios.


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