Lee y busca en El Tercer Testamento
| La casa del Padre o el templo de la vida | 1982. Aquí, en el vestíbulo de Dios, nos encontramos, por consiguiente, en «la casa del Padre» donde, como Cristo dice: «hay muchas moradas». ¿Qué se entiende, en realidad, por «casa del Padre»? La casa del Padre es, por su parte, lo mismo que «el templo de la vida». «El templo de la vida» es, a su vez, la más alta expresión simbólica de todo el universo con todos sus seres vivos y formas de vida y manifestaciones. El universo es la morada de la vida. En el universo o cosmos existe todo lo que es. Pero, como el universo es el organismo eterno de Dios, a través del cual se despliega el yo y conciencia de Dios, todo lo que aquí sucede es, por consiguiente, las manifestaciones de Dios. Como estas manifestaciones sólo pueden ser llevadas a cabo por medio de seres vivos, todos los seres vivos del universo se convierten, de este modo, en los órganos o instrumentos de Dios para el despliegue de su manifestación y voluntad. Que, de este modo, somos los instrumentos de Dios y los órganos de su conciencia y manifestación es un hecho del cual una gran parte de seres no tiene conciencia, mientras los demás seres tienen una conciencia diurna muy fuerte de esta identidad. Es en virtud de esta identidad que han recibido el nombre de «hijos de Dios». Como una función de la conciencia sólo puede existir en virtud de una actividad y un descanso alternativo, además de los otros contrastes de la vida: luz y oscuridad, mal y bien, vida y muerte, comprendemos que la conciencia de Dios tiene, así mismo, que manifestarse en el trabajo y el descanso. Pero como el trabajo de Dios es realizado por sus órganos: los seres vivos, los seres vivos que forman su conciencia tienen que poder dividirse en dos partes: una parte que trabaja y una parte que descansa. Es, por supuesto, natural que la parte que trabaja no es eternamente la parte que trabaja, y que la parte que descansa tampoco es eternamente la que descansa. Trabajo y descanso son, por lo tanto, dos principios eternamente cambiantes que dividen la existencia eterna de los seres en dos épocas igualmente cambiantes. Los seres vivos tienen, así, una época en la que su existencia es, por decirlo de alguna manera, la muerte, y una época en la que su existencia es la vida. A estas épocas las conocemos en forma del ciclo cósmico de la espiral con sus seis reinos y «estaciones del año»: invierno y verano, primavera y otoño. No necesitamos seguir profundizando en estos principios, dado que ya estamos familiarizados con ellos por anteriores análisis de «Livets Bog». Aquí simplemente vamos a ver este caminar cósmico, cíclico de los seres vivos en relación con la Divinidad bajo una expresión paternal y filial más viva e íntima que la expresión bajo la que en análisis anteriores hemos contemplado el caminar de estos seres. Ahora vamos a contemplar el universo como la morada de Dios o «casa del Padre». Esta casa es el templo de nuestra vida. En este templo vivimos, nos movemos y existimos. Pero no todos los seres vivos se encuentran en la misma morada de la casa del Padre. «En la casa de mi Padre hay muchas moradas», dice Cristo. Esta casa o templo de la vida ha sido simbolizado en forma de «el tabernáculo» de los israelitas. Este tabernáculo era una especie de templo de campaña durante su marcha por el desierto. Más tarde fue reproducido en forma del templo de Salomón en Jerusalén con una forma más pomposa, revestido de plata y oro. Este templo estaba dividido en cuatro partes. Primero había «el atrio exterior» al que todos, incluidos los gentiles, tenían acceso. En el atrio exterior había un atrio «interior» al que sólo tenían acceso los judíos. Luego había «el santo», lugar donde estaban los sacerdotes y donde tenían su dominio. Después del «santo» venía el lugar más íntimo del santuario, a saber, «el santo de los santos» con «el arca de la alianza». Aquí sólo podía entrar el sumo sacerdote. |
Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.
Síntesis