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| «La creación de Eva» como el fundamento absoluto de toda creación de conciencia o renovación de la vida | 1971. Que la influencia exterior por parte de la naturaleza haya podido conectarse con el interior del ser de tal manera que ha podido crear un talento y, por consiguiente, un órgano para una reencarnación automática, permanente y sujeta a leyes, también se debe, naturalmente, a la constelación de sus polos. Por análisis anteriores sabemos cómo en el reino vegetal esta constelación transforma al ser, inicialmente y todavía predominantemente espiritual y bipolar, en un ser incipientemente unipolar. Así, vemos que en algunos seres el que se estanca es el polo femenino, con lo cual el polo masculino de estos seres toma la dirección y crea la base para su posterior involución en la materia física y su culminación como ser de sexo masculino, mientras con otros seres sucede lo contrario. Aquí lo que se estanca es el polo masculino, con lo cual el polo femenino de los seres se convierte en el fundamento dirigente para su posterior involución en la materia física como un ser de sexo femenino. Este proceso está simbolizado en la Biblia en el relato de «la creación de Eva». Por medio de los análisis anteriores, también nos hemos familiarizado con el hecho de que esta transformación del ser crea el fundamento absolutamente firme para la creación de conciencia y la consiguiente renovación de la facultad de experimentar la vida. Si esta transformación de los polos no existiera, todo tipo de experimentación de la vida sería imposible, y una muerte eterna sería el factor dominante donde, ahora, la gran diversidad de formas de experimentar la vida pone a todos los seres vivos frente a frente con Dios. |
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