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El talento para la reencarnación se convierte en una disposición que regula el tiempo normal de vida del tronco y las ramas del ser planta  1968. Como se ha mencionado, la facultad de reencarnación del ser planta sólo es parcial. La planta sólo puede reemplazar su rico follaje, mientras su tronco y ramas pueden, hasta cierto grado, mantenerse firmes ante el frío del invierno del ciclo del año. Sin embargo, la influencia del invierno y otras mortíferas influencias exteriores de la naturaleza se van volviendo poco a poco tan fuertes que el tronco y las ramas, finalmente, envejecen y perecen y se separan de la zona mental de la planta, a la que están unidas. Y este es el comienzo de la reencarnación total. Cuando no sólo el follaje exterior, sino también el tronco y las ramas se han desprendido de la conciencia de la vida a la que estaban unidas, los seres planta en cuestión ya no tienen ninguna conexión con el mundo físico y entonces se encuentran, por completo o totalmente, en el mundo espiritual. La vida se ha liberado totalmente de toda manifestación física. Pero dentro de la estructura mental del ser sigue funcionando la atracción hacia el mundo físico o material surgida durante la larga estancia permanente en el mundo divino. Y por medio de los núcleos de talentos para esta atracción, el ser es llevado, de nuevo, automáticamente a través de la energía del reino de la bienaventuranza a encarnarse en la zona física. Y el ser adquiere otra vez tronco y ramas y ahora puede nuevamente mantenerse firme un cierto tiempo ante la influencia del ciclo de invierno y de la naturaleza. Así, puede sobrevivir varios años, es más, muchos años, la reencarnación parcial, o sea, alternativamente la caída de las hojas y la formación de nuevos frutos en el ciclo del año, pero tiene que experimentar de nuevo la ruina de su organismo (del tronco y las ramas). Entonces, el ser tiene que vivir otra vez un tiempo en el mundo espiritual desde el que se encarna nuevamente en nuevos cuerpos de planta. Aquí nos encontramos ante la reencarnación total en su primer inicio o comienzo. Aquí vemos cómo en su primer comienzo la reencarnación sólo es parcial, de modo que sólo ciertas partes del cuerpo de la planta (hojas y frutos) se renuevan, mientras el tronco y las ramas no son renovadas por el ciclo del año. Esto muestra que la renovación del tronco y las ramas sólo es estimulada por los ciclos externos, los veranos e inviernos del ciclo del año. Aquí se muestra que la renovación del tronco y las ramas no es exclusivamente estimulada por el ciclo exterior, los veranos e inviernos de los ciclos de los años. Aquí se revela que ha surgido un nuevo factor, a saber, una disposición interior. Esta disposición o talento mide y regula el tiempo de vida normal de la raíz y del tronco en la zona física, de modo que esta raíz y este tronco y, con ello, la total reencarnación del ser cada vez más se escapa de la zona del ciclo del año y se convierte en una función independiente, que es determinada por un núcleo de talento interno desarrollado para ello.


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