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Cómo el vencimiento de la resistencia de la materia contra los impulsos del pensamiento condiciona la experimentación de la vida | 1952. Todas las materias físicas forman una materia así. Aquí los impulsos de pensamiento o impulsos de fuerza tienen que reforzarse mucho, en ocasiones miles de veces, para poner esta materia en contacto con el deseo del ser o yo que piensa. Aquí éste a veces tiene, naturalmente, que transmitir ante todo los impulsos del pensamiento al habla, la escritura y a dibujos y luego a una transformación directa de la materia física. Y conocemos el resultado. La humanidad terrena ha llegado hoy directamente a dominar los elementos con sus máquinas generadoras de fuerza y demás recursos y a dejar que estas fuerzas la lleven por tierra, mar y bajo el agua y sobre las nubes, aparte de que con máquinas puede producir millones de objetos de utilidad. Se llega cada vez más a sólo tener que apretar botones, y las fuerzas retenidas se desencadenan y trabajan para el hombre según sus deseos. Esta destreza tan fenomenal del yo, su inmensa capacidad se debe exclusivamente a que aquí ha habido resistencia que había que vencer. La resistencia vencida ha sido convertida en experiencias, se ha vuelto conciencia, se ha vuelto conocimiento y destreza. Si el yo no hubiera tenido ninguna resistencia que vencer, nunca jamás habría podido surgir ningún conocimiento de esta resistencia. El conocimiento de la resistencia es, precisamente, lo mismo que conocimiento de contrastes. Y el conocimiento de contrastes es, a su vez, lo mismo que conocimiento de que algo se ha puesto de relieve, una cosa u otra. Y es, precisamente, este poner de relieve lo que condiciona la experiencia. Todas las experiencias, sean de la clase que sean, sólo pueden existir como un conocimiento de los contrastes al objeto experimentado. |
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