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Todas las formas de principios que rigen la vida o formas de experimentación de la vida se encuentran en un ciclo de espiral  1946. Toda experimentación de vida depende de percepción. La percepción consta, a su vez, de dos principios: experiencia y manifestación. En virtud del fuego supremo, la percepción se organiza de manera que forma un estado de conciencia latente y un estado de conciencia culminante. El latente es la verdadera esfera de la muerte o dominio de la oscuridad de la vida, mientras el estado de conciencia culminante constituye la verdadera vida o esfera de la luz. En estas dos esferas de percepción o experimentación de la vida, que aquí reconocemos como un ciclo de espiral, tiene lugar toda la percepción o experimentación de la vida. Como también sabemos, este ciclo de espiral está, de esta manera, dividido en seis reinos o zonas que llamamos: reino vegetal, reino animal, reino humano, reino de la sabiduría, mundo divino y reino de la bienaventuranza. En estos reinos tenemos todos los principios que rigen la vida. Todo lo que se encuentra fuera del ámbito de una espiral así, es decir, lo que constituye otras espirales, sólo manifiesta nuevas variaciones de los mismos principios.


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