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(1939-2395) 
 
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El ser que murió la muerte debido al disfrute del árbol de la ciencia  1943. Así, comprendemos por qué el hombre primitivo o animal siempre tiene una moral de asesinato. Para este ser, la guerra y la lucha, la muerte y la venganza u opresión del enemigo son una virtud. De este modo, vemos al ser de origen eterno, cósmico, al hijo de Dios o ser vivo convertirse aquí en uno con la muerte, uno con el asesinato y el homicidio, uno con el temor, el dolor y el sufrimiento y, por consiguiente, en uno con la angustia o el miedo de morir o ser aniquilado. El ser está aquí tan lejos de la verdadera conciencia humana que se cree uno con la materia, uno con el tiempo y el espacio y, por lo tanto, uno con lo perecedero, cree que ha tenido un principio y, de nuevo, como una hoja seca, a merced de fuerzas casuales, morirá y desaparecerá. Cree que ha surgido por casualidad, cree que su destino se crea por casualidad, y cree que el momento de su muerte también es una casualidad. Se cree uno con la materia sin vida, aunque, sin embargo, en sí mismo está vivo. Un ser vivo no puede estar más lejos de la verdadera conciencia o mentalidad. No puede llegar a experimentar un mayor contraste a la verdadera vida, a su verdadera identidad cósmica. Aquí, en el hombre terreno físico, materialista o ateo tenemos al hombre verdaderamente muerto cósmicamente, al hijo de Dios muerto o ser que «murió la muerte» debido al disfrute del árbol de la ciencia.


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