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El principio del ciclo y la experimentación de la vida  1941. Como sólo podemos conocer la luz a través de nuestro conocimiento de la oscuridad, y sólo podemos conocer la oscuridad en virtud de nuestro conocimiento de la luz, no se puede subrayar suficientemente la gran bendición que es que la estructura de la vida sea, en realidad, según la imagen del universo, el principio del ciclo, a través del cual todos los contrastes de la experimentación de la vida están dispuestos de tal manera que los seres vivos pueden constantemente tener acceso a experimentar, precisamente, los contrarios o relaciones de contraste, que son indispensables para cualquier experimentación de la vida. Y es, precisamente, esta relación de contrastes lo que se revela como «las estaciones del año» de los ciclos de la espiral. Como todos los contrastes están, de este modo, organizados en ciclos, es evidente que un ciclo así tiene que tener una zona en la que culmina el contraste a la luz, y una zona en la que culmina el contraste a la oscuridad, del mismo modo que en el ciclo tiene que haber una zona intermedia en la que los seres van camino de salir del contraste a la oscuridad y se dirigen hacia el contraste a la luz, y otra zona en la que sucede lo contrario, en la que los seres van camino de salir del contraste a la luz y se dirigen hacia el contraste a la oscuridad. Todos los seres vivos siempre están, por consiguiente, de camino en esta organización de contrastes. A este estar en camino lo llamamos «experimentación de la vida».


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