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(1591-1938) 
 
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La vida del ser vivo no es sólo una función orgánica sexual, sino que también está condicionada por otras funciones orgánicas en virtud de las cuales surge el hombre perfecto y sus reinos  1924. Pero esta energía básica no es suficiente para crear condiciones para la existencia de un ser vivo. La sensación de placer no significaría nada si no se pudiera destacar por medio de contrastes. Por consiguiente, la estructura y apariencia del ser vivo no es sólo una función orgánica sexual, sino que, de este modo, está condicionada simultáneamente por otras funciones orgánicas. La siguiente de ellas es la que se manifiesta por medio de la función del entendimiento y reside en los órganos del cerebro y de los nervios. La energía dominante o determinante aquí es, de este modo, la inteligencia. Pero los órganos de la inteligencia no pueden vivir como organismos independientes. Sólo forman, por consiguiente, una provincia en el mismo organismo que los órganos sexuales. Pero las energías, que aquí son el factor dominante, son las del cuarto reino de la espiral. Del mismo modo, la energía básica del tercer reino de la espiral también se hace valer aquí. Esta energía es amor al prójimo, es decir, «energía del sentimiento» mezclada con tanta energía de la inteligencia actuando de forma automática, que siempre da una tal fuerza humana a la simpatía que crea hacia otros seres vivos, que el ser quiere sufrir él mismo antes que crear sufrimiento para estos seres. Esta energía del sentimiento o este estado mental tan noble o perfecto es lo mismo que amor. Esta energía es la intermediaria cósmica entre la existencia física y psíquica o espiritual. Puede llegar a culminar totalmente en la zona física y aquí hacer del ser físico el ser más perfecto que existe en esta zona. En un ser así de amor culminante tenemos ante nosotros al hombre perfecto o acabado, al hombre «a imagen de Dios». Y la zona de existencia o esfera mental que forma la vida y la conciencia de estos seres constituye el verdadero reino humano. Y este reino es la última esfera de la vida en la materia física. Por lo tanto, también será el último reino con respecto a la reencarnación.


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